Capítulo 1

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"son las seis con cero minutos, son las seis con cero minutos", escucho un murmullo, ah, ya sé lo que es, tengo que apagarla. No, no, no quiero levantarme, no dormí bien por culpa de mi amigo que se la pasó en un encuentro casual lleno de gemidos que no me dejaron descansa,  no me quiero mover.

Mientras pienso en mi dilema, escucho unos paso que seguramente son de Rogelio -Apaga la alarma.- me dice abriendo la puerta y entrando sin mi consentimiento a mi cuarto, en la que apaga la alarma que se encuentra al otro extremo de la cama, es un útil truco que hace que me levante para no seguir durmiendo pero hoy no sirvió.

-Rogelio déjame dormir por tu culpa no descanse y tengo sueño, ni siquiera tengo ánimo de insultarte y pegarte.- mientras me tapaba con las cobijas, él infeliz me la arrebató para dirigirse a abrir las cortinas, pero que sorpresa está lloviendo, sino estaría con sueño y no fuera lunes sería un hermoso día.

-hoy es un hermoso amanecer, el sol nos brinda su resplandeciente esplendor en toda su gloria.-

-Rogelio deja de decir estupideces, está lloviendo y hace frío.

-Paula deja de ser una amargada, ve el lado positivo de este día.- con esa cara de dramático, me dan unas ganas de darle unos cuantos golpes en plena cara al bonito este.

- Ya sé que estás pensando, ¿me quieres golpear verdad?- que comes, que adivinas.

-¡Yo! no, soy tu mejor amiga como puedo hacerte eso.- le decía mientras cogía una almohada lista para darle en toda la cara.

-Ya tranquilízate, sé que amaneciste de malas pero tenemos que ir a trabajar.- el muy señor don juan me lo dice dando pasos hacia atrás para poder escapar.

-No te muevas, cobarde, que si lo haces te va a doler más de lo que piensas.- y antes de poderle dar con la almohada, se escapó cerrando la puerta de mi habitación, en ello escucho una risa y se lo que significa eso, tenemos visitas y para mí, no son nada agradable tenerlas, porque soy yo las que tengo que deshacerme de ellas.

-Ya está listo el desayuno, ven a comer- me grita mientras sigue riendo, aquí vamos con el estupendo día por comenzar, bien, comencemos haciendo una lista mental de lo que tengo que hacer, primero, deshacerme de la chica que seguramente está semidesnuda por la cocina, puf, que nefasto, son tan gritonas esas mujeres, saben que son de una sola noche y se ponen tan dramáticas como si de verdad les doliera, segundo ir al trabajo y soportar al odioso, egocéntrico que se cree el rey del mundo derrochando su aura de frialdad y maldad, para soportarlo más de ocho horas diarias, si por poco me quita mis días de descanso, y regresar a la casa con mi mejor amigo para de nuevo repetir la rutina, lo bueno es que lo primero de la lista solo sucede los lunes.



Mientras me encaminaba a la cocina, paso una rubia de unos 23 a 25 años puesta simplemente una camisa blanca y al percatarse de mi presencia me miró con frialdad.- ¿Quién es esta tipa?- me señalo y me mostró una cara de desagrado, sé que soy muy descuidada en el aspecto de mi apariencia, pero que esperaba si recién me levanto y no con el mejor ánimo.- Es una amiga muy íntima.- responde Rogelio, en lo que la chica le regresa a ver, aquí comienza el espectáculo.- Aquí la verdadera pregunta es, ¿quién eres tú? o no, no me responda seguramente eres otra de las tantas que vienen, creo que eres la número 25, vaya récord en este mes Rodrigo, el otro mes creo que fueron trece, si mal no recuerdo.

-Te equivocas, no fueron 25, algunas son mis amigas con derecho a roce, por eso solo fueron 14 este mes, que mal cuentas Paula.- quiero reírme, sin embargo debo mantener mi papel, por lo que veo lo estamos haciendo muy bien porque la rubia se está enojando solo falta que.....

- "Bum".- se escuchó un sonido muy fuerte de la cachetada que la rubia daba a mi amigo, bueno, vino antes de que lo pensado pero que importa, ahora solo falta los insultos.

-Eres un desgraciado, mal nacido y tú no te quedas atrás perra.- sabía que no podían faltar los insultos a mi persona.- querida no soy una perra como tú, primeramente no soy tu reflejo y segundo sabes muy bien que acostarte con el primero que encuentras en una discoteca es y siempre será una aventura de una sola noche, así que no vengas a querer defender tu dignidad cuando la mandaste por el retrete para acostarte con este tipo, por lo tanto si quieres mantener un poco de tu orgullo es mejor que te vayas- le hable con toda la calma posible para abrirle la puerta.

-Esto no se queda así.- como si no escuchado esa amenaza antes.- No eres ni la primera en decir eso, así que ponte a la cola de las demás ex aventuras de una sola noche para cumplir tu amenaza.- ella simplemente recogió sus cosas cerrando la puerta violentamente.

-Rogelio sé que te rompieron el corazón, pero deja de utilizarme como tu maldito escudo para poder deshacerte de ellas.-enserio, espero que llega alguien que le haga dejar esta vida de mujeriego.

-Sé que te enoja que pase esto, sin embargo no es para tanto.- Será imbécil.

-¡Bien!, sabes que, has lo que quieras pero cuando llegue ella o él que te cambien, no vendrás llorando con la cola entre las patas porque no te acepta.

-Dudo que llegue ella... espera dijiste él, estás loca no soy gay.- es lindo ver como se enoja cuando le expreso mi opinión de que es posiblemente homosexual, no puede decir otra cosa como estas "loca"

-Estoy convencida de que......- iba a seguir la discusión, hasta que mi vista se fijó en el reloj que tenemos en la cocina. – 7:30.- dije.

-¿Qué?

-¡Rogelio son las 7:30 y entramos al trabajo a las 8:15!- al comprender lo que estoy diciendo, puso una cara de horror.- Joder, muévete cambiándote-.

-A mí me dices, si tú eres el que se demora en cambiarse, eres peor que una mujer.- gritaba en medio de mi corrida a mi dormitorio para cambiarme.

Después de 15 quince minutos ya estaba cambiada con mi uniforme de trabajo y si se puede decir peinada, aunque solo me zafe el cabello, bien que me bañe ayer de noche.- Rogelio muévete, que tanto maquillaje te estas poniendo.- hablaba arrimada en la puerta de su cuarto.-Me voy a ir sin ti-.

-¡Espera! que este papacito tiene que salir radiante para las mujeres hermosas.

-No sé si decirte idiota, estúpido o tarado, ¿Cuál prefiere?- un poco de diversión antes de entrar a la cárcel, porque si, es un infierno estar ahí, en especial cuando eres la secretaria del dueño y jefe de la empresa, él no pide, exige, ni siquiera dice "por favor".  


Soy la esposa de mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora