Capítulo 5

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 De camino a la empresa, surgieron varias suposición de lo que me pude pasar. Una de ellas era de que me despediría, pero eso es algo que sé que ocurrirá, así que ya no era una suposición era un hecho. Otra fue de qué hablaríamos lo que paso con su ex prometida y me amenazaría o chantajeara para que no hable. Aunque pensándolo seriamente me pagaría muy bien la prensa por difundir esta información. Pero no lo odio tanto para desearle la muerte para hacerle eso.

-"Bonitas horas de llegar"-. Me topé con la gerente de recursos humanos. Me perdí en mis pensamientos y el tiempo.-"No solo llego tarde ayer sino que también hoy, es que no aprende la lesión"-. Cada vez que ella hablaba sentí como se regaban gotas de agua en mi cara y claro está que no eran por la lluvia. Tuve que limpiarme la cara con asco. No puede hablar sin escupirme en la cara.-"Ayer vino tarde, hoy también no puede creer su grado de irresponsabilidad"-. Y aquí viene el sermón de una hora. Lo peor del caso es que es la misma de ayer, una de las tantas que babean por Rogelio. Ve la mínima para regañarme y no claro que no está conforme con esto sino que ella fue la principal autora que esparció el chisme de que Rogelio y yo tenemos algo. Pero de que me asombra si es una de las mujeres más chismosas que he conocido, supera hasta la vecina de mi barrio.

-Disculpe señora pero tengo que reportarme con mi jefe inmediatamente-. Odia que le digan señora, ya que tiene como más de 45 años y está casada. Sé que esto me producirá más problemas pero es un placer ver su cara de enojo. Se le notan las arrugas que oculta con un excesivo maquillaje.

-Esa es la forma de hablarle a tus superiores. Eres una irrespetuosa, maleducada, grosera....

-Lo siento pero la única persona que me puede decir eso es mi madre. Además de que usted no es mi superior. Solo es una de las empleadas que supervisa a los demás trabajadores-. La interrumpí. Sé que me van a echar por esto pero qué más da, si en unas horas mi jefe lo hará.

-Con permiso.- baje a duras pena la cabeza y me dirigí a la puertas del ascensor y cuando estaban a punto de cerrarse. Escuche un grito.

-Óigame bien señorita, esto no se queda así, me las va a pagar y muy caro.- lo decía señalándome con un dedo. Yo solo la observe. Le sonreí y en murmullo le dije "Ya veremos". Por su expresión supe que me entendió y puso una cara de asombro. Bueno no me iba a dejar a humillar por esta persona. Tuve suficiente con que me escupiera la cara por medio de sus gritos.

Cuando baje del ascensor una de las fans de Rogelio estaba saliendo de la oficina de mi jefe. Por la forma en que me vio me di cuenta que estaba enojada. Seguramente se enteró de que despidieron a Rogelio. En medio de mi trayecto a la oficina ella tambien camino, cuando nos cruzamos ella me empujo apropósito. Ni siquiera se dignó en hacerlo disimuladamente sino que tuvo que mover sus manos y empujarme. "Eso te pasa por estar cerca de Rogelio. Por tu culpa lo despidieron. Desgraciada". Lo decía mientras me miraba con el mentón en alto. Alce la mirada y mientras me levantaba me comenzaba a reír. Cuando ya estuve lo suficientemente cerca no le jale del cabello tampoco le di una cachetada. Le di un puñetazo en el estómago. No se nota como tampoco puede gritar, ya que el dolor te deja sin respiración. Sara, creo que así se llama. Se cubría su estómago con las manos. Le agarré del brazo, concediéndole al ascensor y mientras se cerraban las puertas. Le comunique una pequeña sugerencia.

-No me vengas con tus estúpidas amenazas que no soy alguien que puedes humillar-. Y cuando las puertas estaban a punto de cerrarse le saque el dedo del medio.

De esta manera en medio de esta pequeña pelea, volví a dirigirme a la oficina de mi jefe, que estoy segura estará enfadado por mi retraso y como siempre me gritara sin darle alguna explicación. Estoy con poco paciencia por lo tanto estoy casi segura de que hoy será el día en el que le responda.

Soy la esposa de mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora