— ¿Tienes coche? — Elena interrumpe en la habitación de Marcos
— Sí, ¿por? — pregunta él levantando la cabeza al escucharla, está tirado en la cama con el móvil
— Porque me aburro y ellos se han ido ya.
— Tengo que irme a entrenar en un rato, si quieres vente y te llevo al centro antes de irme.
— Mil gracias.— dice ella sonriendo antes de marcharse, Marcos no se cree lo que ha pasado.
Minutos después ya está vestido con el avituallamiento del entrenamiento, la mochila y una enorme sonrisa que no puede borrar.
— Qué presumido, ¿no? — Elena ha entrado en su habitación y le pilla atusándose el pelo
— ¿Estás lista?
— Claro.
Los dos salen de casa y suben al coche del chico, al ponerlo en marcha la radio se enciende: "Cuando te vi tuve un buen presentimiento, de esos que llegan una vez en la vida, quiero tenerte aunque sea solo un momento,
y si me dejas tal vez todos los días..."Morat y su "Aprender a Quererte" inunda el coche, Marcos empieza a cantar provocando la risa de la chica.
— ¿Tan mal canto?
— ¿Si te digo que cantas mal me dejas tirada por ahí?
— ¡No!
— Entonces... Sí, cantas de pena. Si no llueve será un milagro.
Marcos ríe y vuelve a fijar la vista en la carretera, sólo se le ocurre pensar en el decisivo partido de copa del sábado.
— Entonces, cuentame, ¿en qué posición juegas y esas cosas?
— ¿De verdad no lo sabes?
— Ya te he contado que si he visto algún partido ha sido para ver a Ibai, me gusta el fútbol, pero no soy de ningún equipo en general.
— Pues no sabes lo que te pierdes... Juego de centrocampista.
— Anda...— dice Elena riendo
— ¿Qué ocurre? — Marcos la mira extrañado
— ¡Nada! — ella continúa riendo
— ¿Te estás riendo de mí?
— ¡No! Sólo es que... Bah, dejalo. Da igual.— dice ella
— Bueno, tú sabrás... ¿Dónde te dejo? — ya casi han llegado al centro de la ciudad
— Aquí mismo.— contesta ella cuando se paran junto a un semáforo en rojo
Cuando Elena baja del coche y cierra la puerta, Marcos no puede evitar preguntar:
— ¿Me has perdonado ya?
Pero ella no contesta, le mira y se aleja de allí. El la ve perderse entre la gente y decide poner rumbo al campo de entrenamiento.
[…]
En algún bar de Vitoria.
— Esperaba encontrarte en cualquier lugar menos aquí.— dice una voz conocida
— Si nos pillan juntos habrá mil fotos diciendo cosas que no son, y tú bien sabes que no queremos eso.
— Te he echado de menos.— dice sentándose junto a ella
— Hernández, eres un caso.
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Aprender A Quererte | Marcos Llorente
FanfictionNi que fueras el centro del mundo, imbécil.