La historia Abrahamer♡ Cap.7

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Anteriormente.

Al hacerse de noche fui hacía casa y cuando el taxi me dejó vi el coche de Ángel aparcado en frente de mi casa.

Constantemente pensé en todas las cosas malas que podrían pasarme en esos momentos.

Narra Fati

Bajé del taxi temblando, cómo si el frío se apoderara de mí en pleno verano, algo inexplicable.

Cogí mis llaves y abrí la puerta del jardín lo más rápido que pude. Las manos me temblaban y eso  provocaba que tardara más en abrir esa dichosa puerta que podía sacarme de todo esto.

Me giré y miré atentamente el coche de Ángel.

Él bajó de su coche y se apoyó en él, observando como seguía intentando abrir la puerta.

-Ángel: ¿Tienes prisa? -dijo algo tranquilo-

-Fati: Mucha. -dije con los nervios recorriendo mi cuerpo-

Empecé a escuchar los pasos de él de cómo venía lentamente hacía mi.

Al fin abrí la puerta y intenté entrar lo más rápida que pude pero él lo impidió volviendo a cerrar la puerta de un portazo y de nuevo dejándome entre él y la pared.

-Fati: Ángel te he dicho que necesito un tiempo, de verdad. -decía con los ojos cerrados-

-Ángel: ¿Para esto me he venido a Cádiz?¿Para que te vayas a casa de otro a las tantas de la noche? -dijo con un tono muy brusco-

-Fati: Ya te dije que no hice absolutamente nada, ni si quiera le conozco, solo le he visto en la tele y poco más, por dios Ángel, no digas más tonterías.

Él me miró de arriba a bajo y me tiró al suelo.

No pude contener mis lágrimas y comencé a llorar dejando que haga lo que quiera conmigo y que pase lo que dios quiera.

-Ángel: ¿ENTONCES POR QUÉ ME DAS UN TIEMPO, EH? PARA DE MIENTRAS TIRARTE AL FAMOSO ¿VERDAD? -dijo gritándome-

-Fati: POR QUÉ ME GRITAS, ME DAÑAS, ME HACES DAÑO TANTO COMO EN MI EXTERIOR QUE EN MI INTERIOR. -decía mientras continuaba llorando en el suelo-

Escuché la puerta de la casa de al lado.

La hermana de Abraham salió con las bolsas de la basura y se quedó mirándome tirada en el suelo.

-Lidia: Entra dentro, vamos. -me dijo con un tono muy serio-

Se quedó mirando de arriba a bajo a Ángel y con muy mala cara.

-Ángel: A donde crees que vas ¿otra vez con el famosito? -dijo mientras cogía mi brazo impidiendo que entrara-

-Lidia: Suéltala.

-Ángel: Es mi novia, y yo hago lo que quiera, no tienes por que decirme lo que tengo que hacer.

-Lidia: Suéltala he dicho o llamo a la policía y a ellos les dices quien manda aquí ¿vale machote?.

Yo, temblando cómo siempre, me solté del brazo de Ángel y rápidamente me adentré dentro de la casa vecina.

Ángel, con la rabia comiéndole por dentro abrió las puertas de su coche y se fue de allí.

La hermana de Abraham tranquilamente tiró las bolsas de basura al contenedor y yo le esperé en la puerta muy impaciente y nerviosa.

Entró al jardín y cerró la puerta exterior con llave. Caminando hacía la puerta que lleva a la casa hubo un gran silencio que no sabía si romperlo ya con un 'Gracias'.

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