CAPITULO PRIMERO

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Él no llega.

Son casi las cinco de la mañana y él aún no llega. Ha sido así durante los últimos tres meses. Tal vez mudarnos juntos no fue una buena idea. Aceptar no ser nada pero todo a la vez, tampoco lo era. Yo quería más de él. Quería todo de JungKook. Quería su vida, pero no obtenía nada. Siempre fue así.

El me revivía para matarme.

Cuando estamos en la escuela, me había enamorado perdidamente de él y al parecer, él de mí. Yo había salido de una relación tormentosa y él pareció ser una luz. En aquel entonces lo creí. Creí que era mi salvación y él también parecía dar a entender que yo era la suya. Años después me confesó que le gustaba otra persona y le gustaba yo en aquel entonces al mismo tiempo. No sabía por quién decidirse, así que el solo escogió por el más lindo de rostro.

Él me escogió a mí.

Ojalá nunca me hubiese escogido. Mi corazón se rompió en mil pedazos cuando acurrucados en la cama de aquel viejo motel me lo confesó. Me dijo también que se burlaba de mí por mi desmedida inocencia. Se burlaba de mi voz tímida y mi romántica manera de ser.

La relación terminó tras esas palabras. 

Me costó mucho trabajo reponerme, pero lo hice. A Jeon JungKook sin embargo, no le importó y me cortó de la manera más estúpida diciendo que necesitaba tiempo para estudiar y yo era una distracción. Era tan manipulador. Sabía que me había dolido sus hirientes palabras y que pensaba reclamarle. 

Y él no quería reclamos. 

Había pasado dos meses desde que rompimos y solo faltaba un mes para que las clases del colegio terminen. Aunque antes estábamos en salones separados, por una maldita obra del destino, estábamos juntos otra vez. Me encontré compartiendo el mismo oxígeno que él y viendo como el cabrón coqueteaba con cada chica y chico que se le paraba al frente.

Aquella mañana, nuestro salón de veinte personas se había quedado a escuchar una clase extra. El colegio estaba completamente vacío. Recuerdo haber subido al último piso, donde había una cafetería pues tenía ganas de tomar un poco de café y así abatir el sueño, pero cuando llegué a la cafetería, estaba cerrada.

Decepcionado bajé por las escaleras traseras. Un piso menos y lo encontré a él, subiendo. Una punzada en mi corazón me hizo congelarme diez segundos seguidos mientras intercambiábamos miradas sin decirnos nada. Reaccioné tratando de ser fuerte y seguí mi camino, mas el jaló mi brazo y me estampó contra la pared de uno de los salones.

—¿Qué haces? —le dije confundido.

El no respondió. Solo se acercó a mi cuello y hundió su nariz ahí. Absorbió por mucho tiempo mientras depositaba pequeños besos que me hacían gemir en silencio.

—Te extrañé —dijo aun saboreando mi clavícula—. Extrañé tanto tu olor.

—Suéltame —musité muy bajo.

—¿Me has extrañado JiMinnie? —preguntó hundiendo su rostro entre mis cabellos.

—No y... y suéltame —hice un intento tonto por soltarme.

—Entonces, ¿por qué tu cuerpo me está diciendo todo lo contrario? —cuestionó con una sonrisa ladina.

—Déjame ir JungKook —le dije seriamente.

—No te dejaré ir porque eres mío —me respondió mirándome fijamente a los ojos.

Y ahí estaba yo cayendo por primera vez.

Respondí a cada uno de sus besos, a cada una de sus mordidas, a cada una de sus caricias. Él quería más y al parecer se dio cuenta. Me miró indescifrable y me dejó con la respiración agitada. Escuché el ruido de sus pasos al bajar piso por piso y caí al suelo sentado tratando de entender lo que había pasado.

Los días pasaban y los exámenes para la universidad estaban próximos. Fue realmente sorprendente verlo tomar el examen en el mismo salón que yo estaba. Me miro con autosuficiencia y desdén. Él siempre se creyó mejor que yo. Y no negaba que fuese inteligente, pero sinceramente jamás pudo ganarme. Es más, siempre se molestaba porque yo obtenía el primer puesto y él, el segundo. 

Su ego era tan grande como su desamor por mí.

Ingresamos a la universidad juntos. No me sorprendía. Él era muy inteligente. En la fiesta de ingreso estaba él, todos los compañeros que teníamos en común sabían de nuestra ex relación y, aunque yo por un lado bailaba con otro chico, no supe como terminé en los brazos de JungKook moviéndome al ritmo de la música. Fue una hermosa noche.

—Vámonos —me ordenó.

—Pero quiero quedarme un poco más —le respondí.

—Vámonos ahora —dijo con un tono algo amenazante.

Y caí por segunda vez.

Su voz, su sola presencia me hacía sumiso ante él, tanto que nunca pude cuestionarle nada. Aquel día mis labios reaccionaron nuevamente ante sus besos. El pareció querer más pero se detuvo nuevamente. Yo estaba dispuesto a darle todo, pero él, por alguna extraña razón no quiso. Me dejó abandonado en un paradero desconocido diciendo que debía irse.

Así era Jeon JungKook. 

Alguien que te da y te quita lo mismo que te dio en solo segundos.

Había pasado cinco meses desde que lo vi por última vez. Estábamos en la misma universidad, pero él era de una carrera distinta a la mía, por eso nuestras facultades se encontraban en edificios diferentes del campus.

Cierto día tuve que ir por unos documentos y aquel lugar quedaba muy cerca a su facultad. Aunque ya no pensaba en él como antes, una remota y muy, muy pequeña idea cruzó por mi mente. Encontrármelo solo tenía un uno por ciento de probabilidad. Ese uno por ciento siempre estuvo en mi contra, pues me lo encontré sonriente junto a dos amigos más.

Estaba tan guapo, con ese cabello castaño oscuro, esos grandes ojos y esa sonrisa de conejo que él odiaba. Jung HoSeok y Kim TaeHyung gritaban sabe Dios qué cosas al lado de él. Ellos estaban junto a nosotros al colegio al que asistíamos, por lo tanto los conocía.

Traté de pasar desapercibido, pero como si sus ojos siempre se encontraran con los míos, me encontró. Me miró fijamente y no pude evitar quedarme mirándolo también. Jung y Kim voltearon a verme cuando se dieron cuenta.

—Hey Minnie —me saludó Kim efusivamente.

—¿Cómo has estado JiMinnie? —me preguntó HoSeok depositando un beso en mi mejilla.

Tras ellos y a pasos lentos se acercaba él. Se paró delante de mí y me dio una de esas miradas que desarman personas.

—Park —dijo con una media sonrisa.

—Jeon —respondí y apreté mi garganta para no hablarle más.

—Bueno, nos tenemos que ir —señaló Kim.

—Jeon, te vemos a la salida. Adiós JiMinnie —dijo HoSeok divertido.

—Adiós chicos —sonreí.

Me di la vuelta para seguir mi camino y para que él no notara mis desesperadas ganas de quedarme. Avancé solo dos pasos cuando su voz me desarmó.

—Vamos por un café —sentenció sin siquiera preguntármelo, solo me lo ordenó con aquella voz sensual que me destrozaba. Volteé lentamente y nuestras miradas conectaron como siempre lo habían hecho. La tensión volando por los aires se hacía presente y entonces lo supe.

Había caído por tercera vez.

ɴᴏᴛʜɪɴɢ ʟɪᴋᴇ ᴜꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora