Acepto

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Crónicas de un divorcio anunciada: Acepto

Segunda parte de la historia de Juan y Felipa, ahora 6 meses separados ninguno de los dos sabe que pasara en sus vida, Ella reocupada por el divorcio de sus padres, el concentrado en la pedida de mano de su madre por parte de su padre.

***

Han pasado 5 meses desde el matrimonio de Marina, la hermana de Juan, y desde que Felipa le pidió a este un tiempo para pensar en su relación.

Juan luego de esa noche en que Felipa lo hecho del departamento y se negó a casarse con él se fue al apartamento de Manuel, su mejor amigo quien lo recibió sin problema alguno, por su parte Felipa decidió concentrarse en su trabajo y en el problema de sus padres que están en proceso de divorcio y como hermana mayor su madre le encargó que la ayudara en todo ya que ella no tenía cabeza para eso y Francesca tenía mucho trabajo con sus hijos.

Los que si estaban pasando una buena etapa eran los padres de Juan quienes estaban viviendo un nuevo enamoramiento, luego del matrimonio de su hija se habían dado una nueva oportunidad y los últimos 5 meses habían servido para darse cuenta de dos cosas: que habían cometido muchos errores y que querían pasar la vida juntos.

Mario el padre de Juan quería sorprender a Esther con algo que ella siempre había querido, un matrimonio religioso, ya que si bien se habían casado y divorciado hace ya más de 20 años, nunca fue la ceremonia religiosa que ella quería, así que Mario se comunica con sus hijos y les pide que lo ayuden a sorprender a su mamá con una fiesta de pedida de mano justo el día de su cumpleaños, en una semana.

***Primer día Lunes***

Apartamento de Manuel, 3 de la tarde.

Juan en la sala escribía la segunda parte de su novela, la cual había terminado siendo un éxito en España y en la ciudad.

Manuel ingresa y saluda a su amigo.

— He ¿cómo vamos? — dice sonriendo y dirigiéndose al mueble y sentandose de golpe junto a juan.

— Hola, estaba tratando de avanzar, sabes que con los exámenes y todo lo de la universidad no tengo tiempo, tengo que revisar exámenes… — dice recostándose — además no logro salir de este capítulo, estoy en él hace ya más de 3 meses… que rabia.

— Es normal, es normal…, pero descuida ya saldrás, tu libro se sigue vendiendo, solo trata de tenerlo listo antes de agosto del siguiente año o serás hoja pasada, este mundo de los libros es peor que la del cine, si te olvidan te olvidaron, tendrás que usar seudónimos… — le dice.

— Lo sé, es solo que no puedo escribir con tanta cosa en la cabeza, menos mal ya vienen las vacaciones y podré librarme de algo de trabajo, te prometo que escribiré más, ya voy a la mitad… — le dice recostándote.

— Lo que necesitas es relajarte, dejar de pensar en ya sabes que… eso te está fastidiando, hermano — le dice. Yo te lo advertí ¿o no lo hice? — pregunta.

— Si, pero de todas maneras no es fácil simplemente sacármela del sistema, además no hemos terminado, solo me ha pedido un tiempo para… pensar las cosas, ya regresaremos, ya verás. — le dice y se reclina a tratar de escribir, pero sus dedos bailaban sobre el teclado.

— Vamos, viejo nadie se da 5 meses y medio para pensar nada, es simple: se dio cuenta de que no se quiere casar… — le explica.

— No, no es eso me enteré de que sus padres se están divorciando y ella está en todos los ajetreos, ella siempre pensó que sus padres eran modelo de comerciales con su bonito matrimonio, y míralos, eran unos adúlteros, eso le afectó… y mis padres que eran perro y gato a la vejez están más unidos que nunca… creo que la boda de Marina fue una bendición para ellos, y una maldición para mi…

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