12.Primeras impresiones

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Marinette

Aunque hubiera soltado mi mentón seguía tomándome por la cintura, manteniendo nuestros cuerpos juntos mientras nos mirábamos a los ojos, con estos abiertos como platos. Al cabo de unos cuantos segundos rondando el minutos, yo reaccioné de manera algo brusca apartándome de el con un pequeño empujó. Lo que sucedió fue que el hacer eso yo resbale y me caí del tejado. Tal y como estaba situada, con mi espalda de caras a la carretera y mi rostro de cara a los dos rubios preocupados ya me lo imagine. No sería difícil imaginarme el sufrir un fuerte impacto, pero antes de que pudiera pensar más o sentir el duro impacto de mi espalda contra el cemento, Félix se lanzó a por mí estando agarrado a una cuerda que lanzó a otro edificio.

Ambos quedamos colgando y el dio un suave tirón a la cuerda haciendo que está volviera al gancho desde que Félix la disparo. Chat Noir, o como ahora sabía Adrien, estaba aún encima del edificio. Sus ojos precian perdidos, más que los míos. Mientras que Félix puso un brazos rodeando mis hombros para que yo entrara más en razón. Mire a Adrien una vez más antes de coger la mano de Félix y salir corriendo al parque cercano y desértico. En medio del parque había un estanque de aguas muy calmadas en las que se reflejaba la luna con plena claridad. Asegurándonos de que nadie nos veía, yo me destransforme y Félix se puso la ropa normal guardando el antifaz, la capa y el sombrero. Me senté a orillas del lago, abrazando mis piernas mientras veía el reflejo de la luna.

Félix no tardo mucho en acercarse a mí. Se sentó a mi lado, aunque el se puso como un indio. Me entregó su rosa especial y yo la tomé mientras la acercaba a mí y la olía. "Se que esta rosa no hace la función de rosa, pero al menos podrías perfumarla antes de salir a las misiones" dije mientras alzaba un poco la flor roja situándola delante de la luna llena y la observaba con cuidado. "Marinette, ya sabes que no es un juguete ni una flor para cortejar" me dijo con una leve sonrisa en sus labios. "Lo sé, lo sé. Pero realmente sería más chula si oliera ¿no crees?" Dije riendo ligeramente. Apreté suavemente una de las redondas espinas de la rosa y salió una cuchilla del centro de la manera más rápida.

"Hey, ten cuidado tontita" dijo mientras intentaba quitarme la rosa. "Ah, ah, ah. Quien la encuentra se la queda" dije mientras le sonreía victoriosa. "No la encontraste, te la di" me dijo mientras ponía su habitual y graciosa cara de póker. Yo reí un poco y después sonreí alzando una de mis cejas "Bueno si, pero a efectos prácticos es lo mismo... ¿no?" Le dije cambiando de sonrisa a una de manera algo extraña a ver si lo que había dicho colaba. Él solo sonrió y me quito la rosa mientras guardaba la cuchilla y me acariciaba la cabeza. Yo agache mi cabeza mientras volvía a mirar el lago.

"¿Tú ya lo sabia...? Que el era Adrien..." pregunte con una voz algo decaída. El hizo una pequeña cara de tristeza. "Lamento no habértelo dicho, pero supuse que lo mejor sería que lo descubrierais vosotros mismos" dijo mientras bajaba la mirada y también la dirigía al lago. "Supongo que eso sería lo mejor, si... ¿pero justo ahora? ¿Y por qué...? Todo ha sido un lío y embrollos solo por haber estado ciegos" dije mientras golpeaba mi cabeza contra mis rodillas. "Bueno, ahora que sabéis la verdad y todo, podes hablar tranquilamente y resolver vuestras dudas" me dijo Felix mientras seguía acariciando con cuidado mi cabeza.

Suspire y me tumbe en la verde yerba y observe claramente la luna. Era luna llena, las emociones estaban más a flor de piel. En la luna, pude observar el rostro de Adrien y de Chat Noir. ¿Como no me había dado cuenta? Ojos y cabellos idénticos, podría decir que no los relacionaba porque tenían comportamientos distintos, pero Lady Bug y yo tampoco nos comportábamos igual.

Al cabo de un rato, Félix de se levanto y me extendió la mano. Sonríe levemente y la tome levantándome. Después de eso pidió una limusina y nos fuimos a casa. Una vez llegamos solo nos pusimos el pijama y nos dormimos.

Adrien

Marinette y Félix ya se habían ido, ambos habían desaparecido de mi vista en cuestión de segundos. Todo lo que hasta aquel momento no había comprendido ahora aparecía en mi mente con gran claridad. Aquel rubio que desde su llegada se había estado interponiendo entre mis dos amores, era Félix. Y mis dos amores, eran sin duda la misma persona, la misma persona que me rechazaba, la misma persona que me amaba, la misma tímida y tartamuda, la misma generosa y valiente; Marinette y Lady Bug. Reconozco que había sido estúpido. ¿Como no me había dado cuenta? Mismo cabello, mismos ojos, misma figura, misma voz... Me quede en aquel tejado durante un buen rato más, sentado con mis pies colgando y mirando a la nada. Es verdad que había sido tonto por no notar que eran la misma, pero había sido aún más estúpido al rechazar a Marinette de aquella manera dejando mis palabras de desamor en su corazón antes de irse.

Ahora tenía un problema, tenía dos problemas, o incluso tres. No lo tenía claro. Tenía que hablar con Marinette para aclarar las cosas, pero sabía que no sería algo fácil. La amaba, y la rechacé. ¿Y como representaba que iba a quedar, si después de rechazarla intentaba coquetear con ella de nuevo siendo tanto Lady Bug como Marinette? No tenía ni idea, pero algo habría que hacer. Esperaba que todo fuera bien, resolver nuestras dudas y diferencias, curar heridas del pasado y.... ¿Y? ¿Que más podía esperar? Claramente lo que más quería que ocurriera era una locura impensable. Quería a Marinette a mi lado, quería a Lady Bug a mi lado. Quería tenerla para mi, y poder atesorarla como a un hermoso tesoro, no como había hecho anteriormente. Pero claramente eso suponía un reto para mi ahora, debía convencerla, ¿pero de qué? Aún ni siquiera estaba seguro de que. Sabía que se avecinaban discutas, pero debía resolverlas fuera como fuera para poder ganármela de nuevo.

También estaba Felix, aquel indeseado sujeto que se interponía entre ambos. <Primero de todo, ¿que era el para ella? ¿Su hermano, su padre, su amigo, su primo, su... novio!?> suspire ante esos pensamientos. Sabía que el no era malo, pero eso no evitaba que me molestara tanto el hecho de que pasara casi todo el tiempo con Marinette. Ella era mi Marinette, o al menos eso quería. Así que no dejaría que aquel rubio impertinente se acercara a ella de un modo que fuera mayor a mejor amigo.

Al cabo de un rato pensando, liando mis sentimientos y pensamientos, y maldiciendo me incorporé sobre el edificio y me fui hacia mi casa entre suspiros y confusiones. Una vez llegue libere a Plagg, dejando que se fuera a comer queso para poder pasar un rato a solas. Me quite la ropa vagamente y me puse el pijama de igual forma. Me deje caer sobre la cama y no faltaron mas de 2 minutos para que cayera en los brazos de Morfeo.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora