<< PAMELA >>
Quisiera decir que la escena que encontré del otro lado de la puerta era algo que me esperaba, pero la verdad es que no, pues lo que me encontré allí logro dejarme completamente alucinada. Desde mi posición bajo el umbral de la puerta observaba con mis ojos muy abiertos, la mandíbula desencajada e inmóvil como estatua, la escena más terriblemente caótica que hubiese visto en mi vida, y cabe destacar que lo que veía también me ayudaba bastante a entender los motivos de Christopher para no haber querido dejarme entrar antes al departamento.
Latas, botellas de alcohol, vasos de plástico rojo, residuos de comida y una gran cantidad de basura prácticamente cubrían casi todo el suelo del apartamento. Encima del ridículamente enorme sofá de cuero negro en forma de L que estaba en la estancia abundaban los envoltorios de golosinas, mientras que sobre la superficie de vidrio de la mesita de café frente al sofá había más botellas de alcohol y residuos de comida.
De improvisto, mi indefensa nariz es abordada por un olor espantosamente pestilente, hago una mueca de puro asco y de inmediato me cubro la nariz impidiendo de esa forma que el hedor pudiese seguir torturando a mi pobre nariz con la más liosa y fétida combinación de olores que flotaba en el aire; apestaba a sudor, alcohol y... Bueno, tan sólo digamos que el resto de los aromas eran algo más cuestionables.
— Ufff... —digo sonando como si estuviese resfriada gracias a los dedos que me cubrían la nariz—... este lugar huele espantoso.
De inmediato busco a Christopher con la mirada y un instante después lo localizo en medio del caos, lleva consigo una bolsa de basura y con su mano libre asumo que iba metiendo lo que iba recogiendo del suelo y lo metía dentro de la bolsa, pues en el preciso momento en que me escucha se detiene abruptamente y deja lo que está haciendo, luego levanta la vista hacia a mi desde el otro lado de la habitación, sus ojos se hacen enormes en cuanto se percata de que soy yo quien está parada en la puerta.
— Me cago en... —le escucho decir en un murmullo que ni siquiera puede terminar.
— Bueno —miro nuevamente hacia el interior del apartamento—. Ahora entiendo por qué no quisiste dejarme ayudarte a subir mis cosas —me cruzo de brazos—, estabas tratando de impedir que entrara aquí para que de ese modo pudieras evitar que yo viera este enorme desastre —vuelvo mi mirada hacia Christopher e inclino un poco la cabeza hacia un lado antes de agregar—: ¿Estoy en lo cierto, Christopher?
Podría jurar que su piel se volvió dos tonos más pálida luego de oírme decir eso.
— ¿A dónde diablos se fue Hunter? ¿Y porque demonios no esta contigo?—dice ignorando completamente mi pregunta.
Bueno, si así quería jugar.
Le doy una sonrío lobuna. —Si lo que en realidad te estas preguntando es por qué él no me está haciendo de niñera en estos momentos —forma una línea delgada con sus labios—, déjame decirte que a mi niñera le ha surgido una llamada muy importante que tuvo que atender y es por eso que él no está aquí cuidándome ahora mismo.
Aprieta aún más sus labios, tanto así que para este momento ya casi ni color tenían.
Entrecierro mis ojos hacia él.
— Ahora tú —Coloco los brazos en forma de jarra y con un tono demandante le exijo—: Contéstame lo que yo te pregunte.
Lo veo tensar todavía más la línea de su mandíbula y un par de segundos pasan antes de que por fin decida que es momento de confesar—: Sí. Aunque no se suponía que entraras aun aquí —suelta en un suspiro derrotado—, pues la idea era que Hunter te vigilara mientras yo trataba de limpiar aunque fuese un poco este desastre antes que pudieses verlo.
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Bad roommates © (En pausa)
Teen FictionUn acuerdo. Dos personas. Un departamento. Pamela Adams necesitaba un lugar para vivir y Christopher Mason un compañero de piso. Esto llevara a ambos a tener que convivir juntos bajo el mismo techo y las cosas que este par van a vivir en esta histor...