24 de agosto 2009

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Hoy un día soleado, ¿mi edad? 8 años, estatura 1,42, jugando con muñecas aburrida y sola, llega mi madre con un perro, quedo completamente sorprendida. Era un hermoso perro de 2 meses exactos, blanco con negro, tiene una mancha blanca en su cola, ojos color miel y de una estatura pequeña. Era muy bella, su ánimo algo hiperactivo. Muy tierna y fiel, ese día mi vida cambió. En ese momento la mire a sus ojos, acaricie su rostro y la tomé en brazos, le sonreí, la amé. Jugué con ella todo el día, era feliz, muy feliz. Sentía que no quería alejarme de ella jamás, era tan calida y hermosa, su forma de ser única, perfecta en todo sentido, te lo juro era tan especial, tan extraordinaria. No podía creer que una perra como cualquier otra logrará hacerme sentir tan alegre. Lo único que pensaba en ese momento, en ese día, era tenerla conmigo para toda la vida. Poder entregarle amor y cariño, Pero.. No todo es para siempre.

En Memoria a..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora