Capítulo 2

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Han pasado 3 días desde esa noche con aquel chico moreno.

A ver a ver, antes de que piensen mal. Si me sé su nombre.

César, aquellos ojos a los que le salían chispas, su piel tan suave, tenía un poco de barba. Era extremadamente sexy.

Bueno después de éso no volvimos hablar. Ya da igual, él lo decidió.

Me había pasado todo el día hablando con otro chico de nombre Aldo.

Me dijo que tenía ganas de verme y acordamos vernos en un parque, bastante solitario para mi gusto.

Era algo tarde, pero tenía ganas de verlo.

Entonces llegó aquel chico blanco como la nieve con hermosos ojos miel, tenía un cuerpo fornido. Gracias a que desde hace mucho iba al Gym.

Solo me dijo Hola y empezamos a platicar de cosas sin sentido.

Dimos vueltas por el el parque, hasta que dijo que quería tomar asiento.

Llegamos a unas bancas y resultó que no quería sentarse, se me acercó tanto que pude aspirar su olor.

Me declaro adicta al aroma del perfume de Chicos.

Sentí que de un momento a otro me besaria. Así que solo lo abracé.

No miento al decir que su aroma era hechizante, quería quedarme pegada a él. Hasta que giró mi cara y me besó.

Sentí una sensación inigualable, sus labios eran carnosos.

Creí que había tocado el cielo cuando sentí su lengua explorar mi boca.

¿Qué era lo que me estaba pasando? ¿Por qué no lo alejaba?

La respuesta era simple, el momento era el mejor. Lo disfruté tanto.

Cuando terminó, nos vimos y me dedicó una media sonrisa.

Dios mío, ¿podría ser más sensual?

No lo creo.

Esté chico hacia qué no pudiera controlar mi cuerpo.

Sabía que era arriesgado hacer cualquier cosa en un lugar público, pero no miento al decir que era como si estuviéramos pegados.

Algo de mi quería alejarlo, pero otra parte quería sentirlo.

Quería sentir sus brazos rodeando mi cuerpo, pegándome a él.

Estar así con el me hacía sentir que estaba protegida.

Su respiración era acelerada, esa sensación de que por mi el estaba así era muy gratificante.

Cuando nos separamos sus labios estaban más hinchados de lo normal, sus ojos estaban totalmente negros, su mirada expresaba deseo.

Un deseo que era correspondido.

Decidimos ir a un lugar más apartado, y nos besamos. No podía alejarme, él me hacía sentir el mayor deseo de querer estar con él.

No me malinterpreten, no quería tener intimidad con él.

Creo que olvide comentar que no había tenido mi primera vez, y no esperaba que fuera en un parque. Digo al menos en una cama no?

No esperaba pétalos, velas, ni la luz de la Luna como testigo. Agh, éso eran cursilerías.

Además nunca me había puesto a pensar con quién pasaría ese momento tan importante, y no quería que fuera en ése momento, acepto que estaba asustada.

Sentí que tocó mi trasero, y me separé de ese sensacional beso, y él se quedó sorprendido y subió sus manos a mi cintura, me apretó contra él. Quería estar cerca de su cuello, aspirar ese aroma tan masculino. Sentí necesidad de morderlo, en el cuello. Y PUMM lo hice, escuché un gemido?

Era bastante excitante haber provocado éso, y me besó más apasionadamente y volvió a poner sus manos en mi trasero. Esta vez no me quite, sentí necesidad de qué me tocara. Puse mis manos en su nuca y lo atraje más a mi.

Mordí sus labios y me apretó más a él, si éso era posible.

Me di cuenta que alguien más se había puesto feliz, y éso hizo que sintiera todo un remolino en mi interior.

Era una chispa, éste chico se había "prendido" muy rápido para mi gusto, creí que pasaría algo más. Así que le dije que mejor me llevara a mi casa, al verme en el espejo estaba roja como la nariz de Rodolfo el Reno.

Mis labios hinchados, y mi corazón acelerado.

¿Cómo había logrado poner a ése chico así?

¿Eran demasiado precoces?

¿O realmente yo los ponía así?

Pasó una semana de ese encuentro y decidí despejar mi mente saliendo con mis amigas a tomar café, y nada de chicos. Necesitaba analizar lo que habia pasado.

Eran experiencias que no cambiaba por nada, pero no estaba preparada para que algo más pasara.

Un día decidí ir a tomar un cafecito con una amiga, y Aldo no paraba de enviarme mensajes.

Oh Cielos! Él quería que nos viéramos, ¿será qué le intereso?

Estaba super emocionada, el simple hecho de saber que lo volvería a ver me ponía más feliz que una lombriz.

¿Alguien me puede decir cuándo a visto a una lombriz feliz?

Quedamos de vernos, pero ésta vez sería en su casa, estaba tan feliz.

Hasta que llegué y me senté en un sofá lejos de él, no malinterpreten me gusta mi espacio.

-¿Por qué no te sientas aquí conmigo?- lo había dicho con un tono tan sensual

-Me gusta estar aquí, me siento cómoda- fui algo cortante.

Se acercó y empezó a besarme intensamente, ¿dónde habían quedado ésos besos tiernos para "romper el hielo"?

Empezó a tocarme e hizo la pregunta que menos esperaba, bueno era obvio lo que tenía que pasar. Pero me negaba a pensar que él quisiera llegar a tanto.

-¿Quieres hacerlo?- fue apenas un susurro.

-No- inmediatamente respondí, moría de los nervios.

¿Acaso él ya había estado con alguien más, y por éso le resultaba fácil.?

No podía permitir que algo así pasará, no niego que me la pasaba excelente con él. Pero, ¿tener relaciones? Era demasiado para mi.

Fue feo descubrir que para lo único que me quería era para pasar el rato, creo que era algo obvio. Sólo que ni creí que fuera tan directo.

AGH, me siento tan decepciona. ¿En qué momento se me había cruzado la idea que le pudiera interesar?

Saben, ésa era la última vez que me pasaba algo así.

No iba a dejar que ningún idiota me usará. Les haría creer que me interesaban, pero esas barreras que Cesar y Aldo habían creado, nadie las destruiría tan fácilmente.

Iba a divertirme sin dejar que nadie, NADIE me llegará a ilusionar. ¿Querían jugar conmigo? Pues los enseñaría que aunque tuvieran práctica en el "arte de la seducción", yo no caería.

Oh no, que les quede claro. Jessica Moore JAMÁS se ilusionaría, y mucho menos se enamoraría.

Nada de sentimientos para mi.

Estaba totalmente decidida.

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