Never felt this way

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- Vamos Ally!!!- refunfuñé en la puerta

- Espera un poco Jauregui, Jesús!- rodó los ojos- ¿Cómo me veo?

- Espectacular, bella, divina. ¿Nos podemos ir ya?

- Agradece que no estoy de ánimos para patearte el culo- dijo saliendo por la puerta de madera del apartamento que compartiamos. Toqué el botón del ascensor una, dos, tres veces.

- ¿Se puede saber cuál es el repentino entusiasmo de hoy?- preguntó Ally alzando su ceja perfectamente maquillada

- Tengo como una semana sin salir a ningún bar, no empieces.

- Pensé que ya habías superado esa etapa

- No es una etapa, Ally. Es mi vida

- Como quieras.

Entré al ascensor y marqué la planta baja, mientras comencé a tamborilear con las uñas en una de las cuatro paredes del pequeño cubo.

- Calmate, parece que hubieses comido toneladas de azúcar, creo que me provocaras un infarto- dijo colocandose una mano en el pecho. Rodé los ojos.

Finalmente llegamos a la planta baja y salimos del edificio, vi mi auto aparcado y me dirigí hacia el. Subí al asiento del conductor mientras mi pequeña amiga subía al del copiloto. Giré la llave haciendo ronronear mi Audi, sonreí. Ally jugó con la radio hasta que llegó a una estación que le gustaba, el tráfico no estaba pesado en lo absoluto así que llegamos rápido a nuestro destino.

Al ver las luces de neón de ese conocido bar, una sonrisa iluminó mi rostro. Solía ir allá muy amenudo, más de lo que debía, de hecho. Me gustaba conocer nuevas personas y tener nuevas experiencias, nunca estuve realmente interesada en ningún tipo de relación sentimental, no desde que rompieron mi corazón por primera y única vez. Ally me hizo una seña con la cabeza para que la siguiera.

- Adiós, mi amor. Nos vemos más tarde, deseame suerte- dije antes de cerrar mi hermoso Audi, fruto de bastante tiempo de trabajo y horas extras. Mi pequeña acompañante bufó y rodó los ojos al ver la escena.

- No pudiste verte más patética.

- Como quieras, amo mi auto.

Entramos al club, y el ambiente entró rápidamente en mi cuerpo, gente sudada que bailaba, o tropezaba, de aquí para allá con un trago en su mano. Las luces de colores que cubrían todo el lugar cambiaban a toda velocidad, lo que hacía parecer el lugar más pequeño. Nos encaminamos hacía la barra de bebidas para comenzar a ponernos acordes con la situación. Ally era una persona que llamaba mucho la atención, la forma en que su cabello caía por sus hombros y la sonrisa que iluminaba su cara te tentaban a saber más de ella. Sin hablar de la forma que se vestía, ella sabía que ponerse y cuando ponerselo.

Ella había sido mi mejor amiga desde hace un poco más de seis años, no podía estar más agradecida de tenerla cuando la necesitaba.

Llegamos a la barra y tomé asiento en una de las sillas altas, Ally hizo lo mismo.

- Mani, se una ternura y traeme dos cervezas, ¿si?

- ¿Lauren? ¿Eres tú? Creí que habías muerto- se burló

- Estoy más viva que nunca

- Eso veo- dijo entregandome finalmente las cervezas. Observé a mi alrededor buscando alguien que pudiese parecer interesante. Nada.

- Espera aquí- gritó Ally bajo el alto nivel de la música

Miré a mi amiga caminar entre la gente y saludar a una persona que se encontraba sentada. Se abrazaron animadamente y rieron, quedaron hablando un rato y un poco después Ally me señaló. Su acompañante asintió y siguieron hablando. No podía creer que no había nada interesante en ese bar, solo la bebida. Al voltear la mirada pude divisar a alguien conocido, se encontraba bailando de la manera más ridícula que se podía, era Dinah. Ally se sentó a mi lado de nuevo.

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