Capítulo 5

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En cuanto salieron por la puerta, Luke chasqueó los dedos, haciendo aparecer dos cascos de moto de color negro, y le entregó uno a Lucy. En cuanto ésta vio la Yamaha negra en la que se iban a subir, paró en seco, a lo que una sonrisa se asomó por la boca de Luke.

- ¿Le tienes miedo?

- No, es que nunca había subido en una de esas.

- ¿En una moto?

- No en una tan grande.

- Bueno, siempre hay una primera vez para todo. Sube.

Lucy suspiró, se puso el casco, subió a la moto justo después de Luke y se cogió a la parte de atrás para no caerse en cuanto arranque.

Diez minutos después ya estaban en el parking del centro comercial. Las piernas de Lucy temblaban, mientras Luke estaba perfectamente tranquilo. En cuanto ella recobró la compostura, entraron y se dirigieron a la primera tienda que vieron, para meterse de lleno en una tarde de compras.

Tres horas después, estaban sentados en el Starbucks envueltos en decenas de bolsas llenas de ropa, zapatos y maquillaje y con unos cafés calentitos en las manos.

- Y bueno, Luke... ¿Qué te parece la Tierra, ahora que ya llevas un tiempo aquí?

- Un lugar lleno de inmundicia y gentuza - Lucy puso cara de ofendida -. Pero hay que admitir que este café está riquísimo.

Los dos rieron.

- Oh, no - dijo Lucy, mirando de reojo a su izquierda.

- ¿Qué pasa?

- Mayssa...

- ¿Quién?

- Mayssa, mi ex mejor amiga. Dejó de hablarme desde que le pasó lo de la conjuntivitis a ese chico, y desde entonces se junta con las chicas populares, las cuales se ríen de mí por ser diferente.

Ella las siguió mirando, al menos hasta que la que tenía más cara de arpía la descubrió. Se giró, le susurró algo a las chicas que iban con ella y todas se rieron entre los dientes.

Lucy bajó la cabeza, denotando vergüenza por lo que estarán diciendo esas chicas. Luke, incómodo por esa situación, dijo lo primero que le vino a la cabeza.

- Bueno... Hoy ha sido un día productivo, ¿verdad?

- Sí, hemos comprado mucho - dijo, y sonrió en agradecimiento por el intento de su amigo por animarla, pero su sonrisa se esfumó instantáneamente -. ¿Nos vamos?

- Sí.

Fueron poco a poco hasta la entrada cargando con las bolsas, hasta que tuvieron un dilema: ¿cómo subir todas esas bolsas a la MOTO? Luke se quedó pensando unos instantes hasta que se le ocurrió algo.

Chasqueó los dedos, pero no pasó nada. Al menos hasta que abrió el compartimento de la moto. Lucy se asomó, y vio que no era un compartimento normal; dentro se podía apreciar como había unos cuantos metros cuadrados, perfecto para meter todas las bolsas, cosa que hicieron inmediatamente.

En cuanto Lucy se puso el casco, Luke la paró antes de que se subiera en el asiento de atrás.

- ¿Te gustaría tener el carné de moto?

- La verdad es que sí, pero no he tenido el dinero sufici-

- Vale, no me cuentes tu vida. ¿Sabes lo básico?

- Claro, acudí a una clase gratis.

- Bien, pues hoy la vas a poner en práctica.

- ¿Qué?

- Sí. He notado como sonreías mientras veníamos hacia aquí, así que te gustará.

- Bueno...

- Hazme caso.

- Vale, conduciré.

- Bien. Pues tú primero.

Lucy pasó una pierna por encima de la moto, y apoyó la otra en el suelo para que Luke se subiera, algo que hizo con cuidado. Ella puso las manos en el manillar, pero le estaban temblando.

- ¿Nerviosa?

- Un poco.

- Bueno, no pasa nada. Te recuerdo los controles. En el pie izquierdo están las marchas, el embrague en esta mano, y aceleras con esta así.

Puso la mano encima de la de Lucy, a lo que ella notó un escalofrío.

- Están heladas.

- Ya, es que no estoy acostumbrado a las temperaturas tan bajas; ya sabes, el Infierno, todo llamas...

Lucy rió, y se relajó un poco, así que consiguió arrancar.

Diez minutos después, ya estaban en casa de Lucy. Sacaron todas las bolsas y ella se las cargó en los brazos.

- Bueno, me lo he pasado bien. ¿Y tú?

- No.

- Oh, venga, admite que te ha gustado ver un poco de vida.

Luke puso los ojos en blanco, y después de un simple "adiós" acompañado de una sonrisa, se subió a la moto y se fue, dejando a Lucy sola en el porche de su casa.

En cuanto abrió la puerta, vio a su madre en el sofá, leyendo una revista del revés y con una pequeña sonrisa. Lucy rió, la saludó y subió por las escaleras, no sin antes decir:

- No somos novios, mamá. No hace falta que nos espíes.

Y entró en su habitación, para llenarla con toda la nueva ropa que se había comprado.

***

Hulaaaa :3

Hace mucho que no subo nada, srry :(
Pobre Lucy, se burlan de ella :( ojalá le dieran una paliza a esas arpías, aunque sean ficticias.

Kuricris

Mi amigo LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora