Capítulo 4

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Ya habían pasado unas cuantas horas, así que Lucy estaba en casa viendo la tele, hasta que a las siete de la tarde llamaron a la puerta. Como que todos estaban ocupados, fue ella misma a ver quién era; Luke. Esta vez con una chaqueta de cuero negra.

- ¿Qué haces aquí?

- Vengo a ayudarte a ser feliz lo antes posible - explicó mientras apartaba a Lucy y entraba como Pedro por su casa -. Vamos a tu habitación.

Y subió las escaleras, seguido por Lucy. Entraron y ella cerraba la puerta mientras él se sentaba en la cama y sacaba una libreta y un boli de la nada con un chasquido. Abrió la libreta y se la puso en el regazo mientras Lucy se sentaba a su lado.

- Vale. Los humanos tenéis unos "pilares fundamentales" - hizo unas comillas en el aire - que hace que si todos ellos están bien, sois felices; salud, dinero y amor- apuntó esas palabras en grande-. De salud estás bien, ¿verdad?

- S-

- Perfecto- puso un tick al lado de la palabra-. Dinero. Fácil - Luke chasqueó los dedos, haciendo que una bolsa de patatas llena de algo apareciera delante suya. Lucy la abrió; estaba llena de billetes.

Una expresión mezclada de sorpresa, alegría y emoción apareció por su cara al ver todo el dinero que tenía; no podía creerse eso.

- ¿Es real?

- Claro que lo es, ¿cómo iba a darte dinero falso?

- Dios mío, esto es...

- Sí, sí, sí, esto es increíble, soy genial, bla, bla, bla. Ya lo sé. ¿Podemos seguir, por favor?

- Claro - Lucy se volvió a sentar, pero como que no podía apartar la mirada de la bolsa, Luke dio un chasquido, haciéndola desaparecer

- ¿Dónde ha ido? - el muchacho dio unos golpecitos en el colchón - Ah, vale.

- Bien. Amor. Eso... Lo veo más complicado, con esas pintas...

- ¡Eh!

- Sólo digo la verdad. Bueno, podríamos dividir esta categoría en tres partes; familia, amigos y pareja- apuntó esas tres cosas-. ¿Con tu familia te llevas bien?

- Sí, al aprobar siempre están muy orgullos-

- Vale, no me cuentes tu vida. ¿Amigos?

- Tú.

- ¿Y nadie más?

- No.

- Ay por favor... - se rascó los ojos como signo de frustración. Volvió a subir la mirada - Bueno, ya tenemos por dónde empezar. Podríamos...

Luke se tuvo que interrumpir, ya que la madre de Lucy irrumpió en su habitación.

- Mamá, ¿No sabes llamar?

- Es que había escuchado voces, y ya veo de dónde salen - miró al muchacho de arriba a abajo, y luego a su hija con una sonrisa pícara.

- Muy bien, ¿te puedes ir, por favor?

- Hola, soy la señora Bellie, ¿y tú? - le estrechó la mano al chico, haciendo caso omiso a su hija.

- Em... Luke, Luke Saten - respondió mientras se la estrechaba de vuelta.

- Bueno... Os dejo solos, pero recordad que se oye todo- le guiñó un ojo a su hija.

- Mamá, no somos...

Pero no pudo acabar la frase, porque ya se había ido, dejando la puerta cerrada.

Luke soltó una carcajada mientras Lucy bajaba la mirada, avergonzada; estaba como un tomate.

- Qué maja, tu madre.

- Cállate.

Le tiró un cojín a la cara, pero lo único que consiguió es que se riera aún más, hasta el punto en el que se sujetaba el estómago. Lucy, furiosa, le tiró de la cama, pero seguía carcajeándose en el suelo. Se quedó de brazos cruzados hasta que se reincorporó.

- Va, no te enfades. Tienes que admitir que la situación ha sido graciosa.

- Bueno, - la postura de Lucy se aflojó, aunque no subió la mirada.

De repente, por debajo de la puerta apareció algo con una nota pegada. Lo cogió y primero leyó la nota: «Siempre con seguridad». La despegó y era... Un condón. Su madre le había dado un condón.

Luke soltó otra carcajada, haciendo que Lucy sonriera un poco, e incluso se rió con él.

Después de unos minutos de sólo risas, se secaron las lágrimas y se sentaron en la cama otra vez.

- Bueno, amigos. Para tenerlos, debes dejar de ser una antisocial y dejar de usar estos estropajos.

- ¡Oye! - Luke la miró de reojo - Bueno, vale, no son de la última moda... Pero es porque no tengo dinero para ir a comprar- el chico volvió a darle palmaditas al colchón -. Ah, vale. Pero no tengo nadie con quien ir - él emitió un suspiro de frustración.

- Pues... Iré contigo.

- ¿En serio? - preguntó, denotando algo de ilusión.

- Sí, supongo.

- ¡Genial! Entonces... ¿Vamos?

- ¿Cómo que "vamos"? ¿Ahora?

- Hombre, claro. ¿O acaso tienes algo que hacer?

- Sí, tengo mucho papeleo en el Inframundo. Tengo que... Hacer un informe de la gente que... La gente que llega. Ya sabes lo exigente que es el jefe... - señaló al cielo.

- Es mentira.

- Bueno, vale. De eso se encarga San Pedro. Pero es que no quiero ir de compras contigo. ¿No puedes ir sola? Siempre lo has estado, no pasa nada por estarlo un rato más.

- ¡Eh! No tengo cómo ir al centro comercial, y necesito una segunda opinión. Además, ¿no tuviste que jurar que cumplirías todas mis condiciones?

Lucy cruzó los brazos y formó una sonrisa, como signo de victoria. Luke puso los ojos en blanco y suspiró mientras levantaba y dejaba caer los brazos como signo de desesperación.

- Vale. Pero no quiero que te pongas en plan "ay mira que Cuqui este vestidito no se qué" - dijo esa última frase en un tono agudo -, y luego quiero probar el café de ese sitio al que llaman... "Barstrucks".

- Starbucks.

- Eso. Vamos.

Lucy cogió la cartera, la llenó con todos los billetes que pudo, la metió en su mochila de cuerdas y se fueron. Al bajar, su madre les estaba mirando desde la cocina, intentando que no la vieran, en vano.

- Mamá, salgo - dijo Lucy.

- Vale, que te diviertas. No vuelvas tarde.

- Vale.

Y cerró la puerta, para encaminarse junto a su amigo a una tarde de compras.

***

Hulaaa

Vámonos de compras (͡° ͜ʖ ͡°)

Kuricris

Mi amigo LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora