Pasaron las semanas y todo siguió como siempre. Trabajo, estudio, salidas con amigos y una que otra visita ocasional a sus padres. No había regresado al bar al que había ido con sus amigos para su cumpleaños, por lo que ya prácticamente se habia olvidado del chico que le cantó aquella canción.
Una tarde llegó para empezar su turno en la cafeteria en la que trabajaba ubicada a algunas cuadras de su casa. Luego de prepararse para comenzar el dia mientras conversaba con un compañero de trabajo vio de reojo que sentada a una mesa, a unos cuantos metros de donde ella estaba, habia una chica delgada de pelo largo acompañada de un chico. Esta chica no le había llamado tanto la atención como lo había hecho su acompañante, en realidad el cabello de éste. Era una cabellera ondulada, ni muy larga ni muy corta, de un color castaño oscuro. Su particularidad había captado su atención. Sabía que la había visto en otro lado.
Como el chico le estaba dando la espalda y no iba a quedarse todo el día observándolo, por más que quisiera, Amy decidió continuar con su trabajo.
Luego de un rato envuelta en su normalidad, mientras acomodaba en la parte inferior del mostrador unos muffins de chocolate recién horneados, escucho una voz que le dijo
-Disculpa, me prepararias un capucchino para llevar?-
Ella sin mirar a la persona que le hablaba contestó -Si, en seguida- y se puso a preparar el pedido.
Cuando se dio vuelta para entregar el café mientras exclamaba -Listo un cappuchino para llevar- miro a quien se lo había solicitado y se encontró con unos ojos color miel-avellana-verdes brillantes que la miraban. Era el chico del bar
-Hey! Hola!- Dijo él mientras tomaba con su mano izquierda el vaso de café y con la otra mano se lo pagaba. Todavía la recordaba.
-Hola!- contestó ella amablemente (y sorprendida) mientras buscaba en la caja registradora el cambio para darle.
-No es muy diferente nuestro trabajo entonces, yo sirvo en un bar y vos servís café ¿también cantas?- dijo el chico con una gran sonrisa.
-Si, si…todos los días a la misma hora o varias veces al día… dependiendo la ocasión...pero siempre llueve- sostuvo ella riendo
Él la miro y le respondió —Así que… ¿solo en la ducha? -
-¡Exacto! – replico ella muy animada. Él había comprendido su sentido del humor, la sonrisa que tenía en su cara no la podía ocultar. De repente estaba muy feliz.
Amy le entrego su cambio y la conversación casual termino ahí cuando un cliente muy impaciente solicitaba bruscamente ser atendido.
-Bueno...me están esperando. Nos vemos!-
-Nos vemos!- contestó Amy y se dispuso a atender al señor mientras vio como el chico le entregaba el capucchino a la chica que lo acompañaba, la misma que había visto temprano; luego se tomaron de las manos y salieron.
"Debe de ser su novia" pensó "Y si, un chico tan lindo como él no puede NO tener novia" se dijo una vez más.
Un nuevo debate daba comienzo en su interior. El chico le parecía lindo y simpático, algo que ya había notado esa noche en el bar pero que hoy lo reconfirmaba; y como si eso fuera poco, él tenía novia. Sin anticiparlo, una súbita tristeza se instalo en su pecho.
Las horas transcurrieron sin sobresaltos hasta el momento en que su turno en la cafetería había terminado.
Cuando llegó a su casa su pequeño y felino amigo, Frankie, la recibió en la puerta con un fuerte maullido, lo que implicaba que estaba hambriento; así q se apresuro en dejar sus pertenencias en el sillón y se dirigió hacia la cocina para alimentarlo. Aprovechando que se encontraba allí, decidió prepararse la cena.
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Ese chico del bar
FanfictionUn dia como cualquier otro Amy conoció de casualidad y de una forma, bastante inusual podríamos decir o sin querer, a un chico que con el tiempo podria llegar a ser "el hombre de su vida" (como suele decirse comúnmente) o a su chico perfecto.