El día se encuentra un poco nublado, aunque esa no es excusa para no ir de compras, según la lógica de mi hermana. Sofía quiere un hermoso vestido para lucir mañana en su fiesta y por supuesto que aquí estoy yo, para cumplir sus caprichos. Es una adolescente con serios problemas, y por problemas no me refiero a que sean psicológicos o que sea mal educada. Más bien son problemas hormonales. Diría que sufre trastorno de bipolaridad. Un rato está feliz y bailando por toda la casa y al siguiente está llorando por cualquier cosa. Aunque está en una etapa difícil de crecimiento, aún sigue siendo mi hermanita. La amo tanto que haría cualquier cosa con tal de que se encuentre bien. No quiero sonar un hermano sobreprotector o celoso, pero es mi única familia y la cuido como si fuera lo más preciado. Anabelle la dejó a mi cargo, pidió que la cuidara. No era mi madre biológica, pero casi como si lo fuera, igual la quería mucho.
A pesar de haber pasado varios años desde su muerte, Sofía aún se pone mal cuando se menciona su nombre y no la culpo por ello, incluso yo lo hago.
— ¡Midas!— grita Sofía desde la entrada. — ¡Apresúrate!—Ya voy— le respondo.
—Si no mueves tu trasero la lluvia nos alcanzará—dice impaciente. Meto mi cartera en mis pantalones y me pongo una chaqueta de cuero negra.
—Promete que no me torturas viendo como cambias de vestido cada vez que encuentras uno que te gusta—digo bromeando al momento que bajo las escaleras. Esto lo hemos hecho varias veces y podría decir que ya me acostumbré, pero no es así. Es muy difícil dar con los gustos de ella y convencerla para que escoja algo e irnos sin tener que estar lidiando con lo mismo por horas.
— ¿Estás diciendo que pasar el tiempo conmigo es una tortura?— la escucho en un tono de ofendida.
—No— la verdad es que si, pero no pienso arriesgarme a decírselo y que se lo tome muy en serio, de lo contrario se pondría a llorar. Enserio que es tan sensible, que ya no sé cuando reirá, llorará o se enojará.
—Mas te vale— dice con el ceño fruncido y una sonrisa.
— ¿Emocionada para mañana?— le pregunto dirigiéndonos a la camioneta negra que se encuentra estacionada frente a la casa.
—Por supuesto. Todos mis amigos vendrán, sobre todo Santiago—dice con un brillo en los ojos que la hace ver muy tierna.
Esperen... ¿Qué acaba de decir? Acaba de mencionar el nombre de un hombre. ¿Por qué? ¿Y por qué puso esa cara de felicidad cuando lo mencionó?
— ¿Quien es Santiago?— pregunto con una ceja arqueada.
— ¡Midas! Te he hablado de él muchas veces— subimos a la camioneta y arranco hacia nuestra primera parada: el centro comercial.
— ¡Claro que no! Explícame quien es él.
—Es el chico más guapo de la escuela. Va en último año y lo he invitado— su voz suena tierna.
—Dime... ¿Cómo porqué hablas con uno de último año? Tú apenas tienes dieciséis años, eres muy niña aún para fijarte en los hombres—pongo una mueca de disgusto. No me gusta mucho la idea de que los chicos se le acerquen, y menos si son mayores que ella.
—Ya no soy una niña y puedo fijarme en ellos cuantas veces quiera Midas. No puedes tenerme como una muñeca encerrada para toda la vida— Sofía se cruza de brazos y me lanza una mirada para nada encantadora.
—En primera: Nunca te tengo encerrada. Te dejo salir cada vez que me lo pides y quieres. Y en segunda: para mí aún eres una niña, y no dejaré que nadie te haga daño. ¿Me entiendes?
—A veces eres muy sobreprotector, ¿Lo sabías?
Le sonrió - Pero aún así me quieres.
Me da un golpe en el hombro y me regresa la sonrisa. — Eres un tonto.
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BREAK THE SILENCE
Romance||Fecha de piblicacion: 20 de Septiembre|| El amor puede llegar en el momento más inesperado de tu vida. Pero el problema es cuando una persona se interpone y más si esa persona es tu propia hermana.