RESILIENCIA [II] || «Klaus Mikaelson»

-3-

¿Por qué estoy viva? ¿Qué ha pasado?
Estoy en Mystic Falls, pero todo parece distinto, como más retro.
Los coches, las casas, todo está como he dicho antes, retro.

Caminé durante un rato, buscando a alguien, cualquier persona. Aunque a quien más deseaba ver era a Klaus.
Pero no había nadie, era como si estuviera atrapada en un mundo alternativo, otra dimensión o algo por el estilo.

—Hola, ¿quién eres tú?— preguntó alguien detrás de mí. Me giré y vi a un chico con una especie de sonrisa seductora acercándose a mí, automáticamente retrocedí.

—Soy Cindy, ¿y tú quién eres? ¿Y dónde estamos?— pregunté algo desconfiada, este chico no me transmitía buenas vibraciones.

—Me llamo Kai, y este es mi mundo prisión.— dijo alzando los brazos mientras se adentraba en una tienda. Fui tras él, necesitaba hacerle muchas preguntas.

—¿Mundo prisión?

—Sí, el aquelarre Géminis me mandó aquí. Hice cosas de las que no me arrepiento, ¿sabes?— dijo mientras se llevaba a la boca un par de cortezas de cerdo.— Ahora tú, ¿cómo has llegado aquí?— preguntó levantándose y acercándose a mí, tanto como para conseguir intimidarme.
Agaché la cabeza, no me gustaba que me hicieran sentir así de inútil.
Así que alcé la cabeza, quedando a pocos centímetros de él.

—Motus.— dije tirándolo así al suelo, lejos de mí. Él se levantó riéndose y alzando los brazos.

—Vale, vale, ya veo que eres bruja. Pues déjame decirte algo...— se acercó a mí oído y me susurró.— Yo puedo quitarte toda la magia que puedas tener.— susurró para entonces cogerme de la muñeca.

Un fuerte dolor se apoderó de mí, era como si estuviesen absorbiéndome toda la sangre, sin embargo no era la sangre, sino la magia.
Entonces grité tanto como mis pulmones me permitieron, haciendo así que las botellas de cristal se rompiesen y haciendo que Kai me soltase mientras se tiraba al suelo y se quejaba de dolor mientras se tapaba los oídos.
Entonces cuando me detuve me acerqué a él y lo miré con una ceja alzada.

—Déjame decirte algo...— comencé a decir de la misma manera que él.— No te metas con la híbrida mitad bruja, mitad banshee.

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—¡¿Me estás diciendo que no hay manera de hacer que vuelva?!— gritó el híbrido muy enfadado pegándole un puñetazo a la pared. Entonces miró amenzante a Tristán.— Más te vale encontrar una maldita solución. O juro que haré que te ahogues en tu propia sangre.— dijo sin piedad alguna para después irse de allí dando un gran portazo.
El original trajeado fue hacia el chico.

—Discúlpame por el comportamiento de mi hermano, intentaré evitar que cometa alguna estupidez.— dijo saliendo tras Klaus.

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—A ver si lo he entendido, estamos atrapados en el 10 de mayo de 1994. ¿Correcto?— le pregunté mientras caminaba de un lado a otro asimilando todo aquello. Mientras él estaba sentado en el sofá de los Salvatore.

—Correcto.— dijo Kai asintiendo.

—Y no podemos salir a menos que usemos algo llamado el ascendente, ¿correcto?

—Correcto, otra vez.— repitió de la misma manera.

—Pero no lo tenemos, ¿correcto?— pregunté dándome la vuelta, pensando en el tema.

—Error, sí que lo tenemos.— dijo levantándose. Me giré rápidamente, mirándolo con curiosidad.

—¿Y por qué sigues aquí?— pregunté observando como se iba acercando poco a poco hacia mí. Como era de esperar retrocedí, pero acabé chocando con la pared.
Se acercó tanto a mí que nuestros rostros estaban a centímetros de distancia, el nerviosismo se hizo presente en mí interior... Y en mi exterior.
Sonrió de lado mientras cogía un mechón de mi pelo y lo colocaba tras mi oreja.

—Porque se necesita magia, la cual no puedo tener yo mismo. Y aquí estás tú, para ayudarme a salir de este infierno.— después de decir eso se quedó en silencio, ahora mismo deseaba con todas mis fuerzas que Klaus apareciese y le partiese la cara a este chico. Pero no podía. Estoy sola, con un sociópata.