RESILIENCIA [II] || «Klaus Mikaelson»

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—Así que viajeros, ¿eh?— dije mirando por la ventanilla del coche mientras seguíamos rumbo a Mystic Falls.

—Sí, y tienen un plan para acabar con ellos, pero necesitan nuestra ayuda. Aún sigo pensando que no es buena idea que vengas.

—Tristán tiene razón, Cindy, lo único que harás será hacer que los demás estén totalmente confusos, tanto como para desviarse de todo plan posible.— dijo Elliot, el cual iba a mi lado en la parte de atrás.
Después de varios años con ellos lo he visto madurar, aprender, y crecer. Es lo bonito de haber pasado una pequeña parte de mi vida con ellos.

—Pero soy una de las brujas más poderosas que hay según vosotros, y también soy una banshee muy bien entrenada. Soy la indicada para ayudar.

—Lo seas o no, los demás piensan que estás muerta, no sabemos cuales serán sus reacciones si te viesen.— dijo finalmente Ander, el cual estos años ha sido como un hermano mayor para mí.
Y pensar que al principio él era el que ansiaba con matarme. Como cambian las cosas.

—¿Y entonces qué sugerís? ¿Que me quede en el coche esperando a que acabéis?— todos se miraron entre si, y yo negaba con la cabeza.— No, no, iré con vosotros, lo queráis o no.

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Aparcaron justo enfrente de la casa de los Salvatore. Estaba tal cual la recordaba, sólo que el ambiente era más sombrío.

—¿Estás preparada? Porque ahí están todos, incluidos los originales.— dijo Tristán en un raro intento de asustarme.
Lo miré y decididamente salí del coche, caminé a paso ligero hacia la puerta, contenta, asustada, pero sobre todo emocionada.

Pegué a la puerta, deseando que quien me abriese fuese Klaus. Sin embargo fue Elena, la cual me miró con los ojos muy abiertos, estaba completamente confusa.
¿Y yo? Estaba de la misma manera, hacía tanto que no la veía, había cambiado mucho.

—Cindy...— dijo con un hilo de voz mientras sonreía.

—La misma.— me encogí de hombros mientras sonreía.
Entonces se lanzó y me abrazó tan fuerte como pudo.

—Elena, quién...— no terminó de preguntar el Salvatore de ojos azules, el cual al verme se le cristalizaron los ojos.

—Estás viva.— dijo finalmente, asentí con la cabeza y rápidamente lo tenía abrazándome de la cintura y levantándome por los aires.

—Yo también te he echado de menos, pequeño arrogante.— dije revolviéndole el pelo mientras me bajaba.

—Pero, ¿cómo? Es decir, qué...

—Estáis todos aquí, ¿no? Ahora os lo explicaré.— dije adentrándome en el salón, donde estaban todos sentados en los sofás, sin embargo los Mikaelson estaban de pie.

El primero en verme fue Klaus, al cual se le cristalizaron los ojos mientras me sonreía tiernamente.
En menos de un segundo lo tenía besándome con todo el cariño que no había podido darme en años.

—No sabes cuánto te necesito, amor.— me dijo sonriendo mientras lloraba, yo no pude evitar derramar lágrimas al igual que él.

Entonces todos me miraban, asombrados, supongo que contentos.
Mi hermano corrió a abrazarme mientras sollozaba. Ahí me di cuenta de cuanto había crecido y lo mayor que parecía ahora. Aún así seguía siendo mi pequeño hermanito.

—Inútil, ¿por qué tuviste que irte?— me preguntó entre enfadado y contento, yo sólo sonreí tiernamente mientras volvía a abrazarlo.
Después uno por uno se fueron uniendo al abrazo.

Y comprendí cuánto los había extrañado, cuánto había añorado este lugar, y a estas personas.

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—Eso requiere un gran poder.— dijo Ander.

—Lo sabemos, por eso os hemos llamado, y ahora que contamos con Cindy todo irá bien.— dijo Bonnie, entonces Klaus se sentó a mi lado y me rodeó con su brazo.

—De eso nada brujita, Cindy no va a participar en esto, no después de haber muerto.

—Pero he resucitado, así que déjame hacerlo.— dije mirándolo a los ojos, después de unos minutos de silencio asintió bufando.

—Está bien, pero que sepas que estaré a tu lado en todo momento, amor.— le di un corto beso en los labios y continuamos con el plan.

—Entonces, ¿quién se ofrece a explotar el Grill?— preguntó Elijah, temeroso de la respuesta, ya que sabía que yo me iba a ofrecer. Y así fue.

—Yo.— ahí fue cuando Klaus se levantó.

—¡No!

—Nik, sí.— dije tiernamente acariciándole la mejilla.— Soy la más fuerte, moriré y luego pasaré por Bonnie para continuar con el hechizo que harán Tristán, Elliot y Ander.

—Es buena idea, pero ten mucho cuidado Cindy.

—No te preocupes Caroline, morí una vez, puedo morir dos.