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Visita


Hermione suspiraba tranquila al fin, ya estaba en su casa con su pequeña hija a pesar de las protestas de Lucius de mudarse a la nueva casa y a las de sus amigos Luna y Draco de seguir viviendo en su casa hasta que pase la cuarentena. Pero al que no pudo decirle que no es a Harry quien se mudó a su apartamento de inmediato tras las protestas y celos de Lucius.
El rubio había dicho un "Nadie debería estar bajo el mismo techo que MI MUJER sino soy yo" que Hermione prefirió ignorar. Pero el rubio pasaba casi todas las tardes a corroborar que sus dos mujercitas se encontraran bien. Era muy atento con ambas....
A Hermione le encantaba como el rubio se desvivía por la pequeña niña dándole la mamila o simplemente cargándola cuando lloraba.
La pequeña Leyla Malfoy como decidió llamarla su padre solía inquietarse cuando su padre no iba a visitarlas, lloraba y se ponía de mal humor a pesar de tener algunos días de nacida, pero Lucius no podía pasarse todos los días con ellas debido a sus viajes de trabajo, pero apenas el rubio se desocupaba su primera parada era en la casa de Hermione.

Lucius depósito con cuidado a su hija en la cuna que dormía plácidamente en sus brazos. Hermione se encontraba en el marco de la puerta observando la escena con una leve sonrisa.
Ambos  se fueron a la habitación de la castaña para hablar un poco antes que Lucius parta de viaje a Canadá por una larga semana

- La estas mal acostumbrando, va llegar el momento que ya no puedas venir a verla y la niña sufrira- susurro Hermione

- Soy su papá Hermione, ella me quiere a pesar de ser  tan pequeña-

- Te iras por varias semanas-

Aunque jamas lo admitiría Hermione le dolía separarse de el tanto tiempo. Todos los días a las seis en la tarde Lucius visitaba a su hija y obviamente a ella también.

- Pasaran volando. Además escribiré seguido.- El rubio se acercó a Hermione y le levanto la barbilla para que quedara a su altura.

-¿Has pensado lo que te propuse?
-La mujer bajo la vista y le dio la espalda al rubio

- La verdad Lucius .... No.

- Entiendo- el rubio sintió una oleada de decepción

- La niña ya tiene tu nombre, no se porque quieres casarte conmigo- susurro Hermione, Lucius forzó una sonrisa y se dio la media vuelta

- Me voy, cuida a Leyla y no dejes que Potter la malacostumbre- zanjo cambiando drásticamente de tema.

Hermione se arrepintió de sus palabras, habían salido de sus labios casi a la fuerza y que éstas ocasionaron cierta decepción en Lucius.

- Lucius.... Te prometo que a tu regreso te tendré una respuesta- dijo Hermione casi suplicante.

- Si tu respuesta es no, cuando regrese de viaje ya no volveré a insistir. No puedo forzarte a nada- dijo con frialdad

Simplemente se dio la vuelta y desapareció sin mirarla, ni mucho menos darle un beso.
Hermione no quería darle un si por varias razones pero tampoco quería "dejarlo ir", ni ella misma podía comprenderse.






Un mago de barbas blancas miraba a lo lejos a una joven de largos cabellos negros a través de un cristal, la joven parecía trastornada y tenia varios cortes en el rostro. Al mago se le escapo una lágrima, nunca se le imagino tener una hija y ahora que lo sabia le dolía en el alma verla así.

- Buenos dias- dijo una voz a sus espaldas

- ¿No pueden hacer algo por ella?-

-Señor Dumbledore, el caso de la señorita Prince es muy delicado. Ella tiene múltiples transtornos  físicos y emocionales. Como podrá darse cuenta la paciente se hace daño a si misma.

Juramento InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora