Capítulo 5

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La gatita estaba entre la espada y la pared ¿Qué mierda podía hacer? Lo único que se le ocurría en ese momento era observarlo y callar. Cosa que hacia enfadar aún más al humano de mal humor.

El chico ya cansado de no recibir respuestas salió del baño aún con la minina colgando del cuello. Llegó al mesón de la cocina y la colocó encima de ella y él se sentó en frente, aún esperando respuestas.

—  ¿Miau? —Tenía esperanzas de que él pensará que tuvo un momento de locura y vio mal por aquel momento. Pero el ojo que se podía apreciar de aquel peliblanco con complejo de negro se veía tan seguro que intimidaba a la de pelaje tan blanco como la nieve.

—   ¿Hablaras? O esperas a que recapacite y que piense que todo fue inventado por mi cabeza —Ella sólo bajo la cabeza para no mirarlo a su único ojo, a este paso, ella ya pensaba que podía leer su mente con mirarlo a ese lindo y estúpido ojo.

Ella suspiró con pesadez, después de todo, era la primera vez que rompía alguna regla de su mundo extraño: - Por lo que veo, negártelo no serviría de nada -El chico abrió su ojo como plato y se levantó de su silla botándola y él casi cayéndose - ¡Oh vamos! Hay héroes que salvan el maldito mundo y mariposas que vuelven a la gente mala y capaces de arrebatar vidas o destruir lo que este a su paso ¡¿Por qué mierda les sorprende que un bendito gato hable?!

—  ¡Esperaba a que me hicieras señas o tomaras algo para escribir! P-pero ¿cómo? —y por primera vez en años él dio una expresión rompiendo su intocable casi impenetrable orgullo.

—Pues, no. Yo hablo. Y ¿cómo? Pues con la boca. ¿Has visto a alguien hablando por las orejas o el trasero? Hay si tienes razones para sorprenderte —Replicó con sarcasmo la gatita poniéndose en dos patas y cruzando las delanteras dejando claro su enojo en aquel momento. En cambio él suspiro y trato de relajarse, en su interior él sabía que ella tenía la razón.

Después de largo masajes a su cabeza mirando por la ventana tratando de descifrar que mierda estaba pasando con su vida, se dio vuelta inesperadamente dándole un susto a la gatita que se le había quedado mirando.

—¿Cuáles son tus planes para arruinar el mundo? —la chica suspiro y con una pata chocó con su cara dando a entender de el estúpido comentario del peliblanco humano.

 — Es... es una broma ¿VERDAD? —Rodó los ojos y se mentalizó para una respuesta al menos un poco inteligente. 

—No creo que los animales tengan esa inteligencia aún, aún que muchas veces me llagaron a sorprender, pero por el momento hay demasiado amor en sus cuerpos como para que se les ocurra eso — él pirata abrió exageradamente su ojo recordando las mismas palabras de su hermana menor, fue como si ese gato de calle las hubiera leído o citado.

La mente del pirata se volvió un arma de tortura al momento de perder a su hermanita menor. No tenían padres y era lo único que tenía y apreciaba en la vida de mierda que les había tocado. Pero un día, un chofer borracho le quito la vida a la chica, también arrebatándole la vida a él. Lo que más amaba, su razón de vida, se fue. Para siempre.

Él se volvió un hombre frío, no confiaba en nadie más que su hermana pequeña, su preciada _____. Ahora no sonreía como de costumbre, no era positivo como de costumbre, ya le valía todo lo que ocurriera a su alrededor. Hasta que llegó un estúpido llamado Adrien capaz de quedarse al lado de este malhumorado y sin corazón.

Un silencio lleno la habitación. El hombre había bajado la cabeza en señal de rendirse frente a ella con más preguntas, mientras que en la cabeza de la minina se repetia mil veces de que de debió haber quedado callada.

El hombre se acercó más a la minina observando cada uno de sus ojos, nariz, pelaje, orejas, bueno todo lo que se podía observar de la minina.

—¿Qué quieres de Adrien? — preguntó pacífico y nuevamente sin rastro de emociones en su rostro.

[Adrien/Chat Noir y tu] Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora