Letters For Her; lesbian

treinta y dos

Habían pasado 20 minutos desde que los padres de Kae habían salido a trabajar, y no volverían hasta muy tarde. El pensar que iba a estar a solas con Chelsey le alegraba, ya que podrían tener intimidad y no estaría el riesgo de que sus padres entrasen en la habitación para encontrarse a su hija besando apasionadamente a una sexy pelirroja. No solo porque aún pensaban que Kaethelyn era heterosexual, sino también podrían pensar que estaban haciendo... Algo más que solo besos. Y si pensaban que era eso lo que estaba pasando, lo más seguro es que echasen de la casa tanto a Chelsey como a ella misma.

— Por qué me estoy preocupando de pronto por cómo reaccionarían mis padres? — La muchacha de cabello negro preguntó en voz alta, obviamente no recibiendo una respuesta. De pronto, el sonido de timbre resonó por todo el apartamento, asustándola.

Rápidamente, se dirigió a la puerta, y al abrir se encontró con la alegre muchacha pelirroja, con una sonrisa pícara en el rostro.

— Hey, preciosa. — Le saludó Chelsey, al mismo tiempo que entraba y cerraba la puerta tras de sí. 

— Eh... Quieres algo de beber? — La pelinegra fue hacia la cocina seguida por Chelsey, y se estiró para agarrar un vaso de la encimera. Al estirarse de esa forma, su camiseta se levantó ligeramente, dejando a la vista su vientre y lo que parecían ser unas cicatrices durante unos segundos.

— Esto bien, tranquila. Además, prefiero beberte a ti. — Chelsey la rodeó desde atrás con los brazos, apoyando las manos en su barriga.

— B-beberme?! Qué quieres decir con eso?

— Era una forma de hablar, lo que quería decir es que lo único que quiero hacer ahora es darte todo el amor que te prometí cuando hablábamos por mensajes y por Skype.

Esta vez fue Kaethelyn la que se lanzó a los labios de la otra, y comenzó a besarla con extrema torpeza. Chelsey sonrió al ver tan dispuesta a su novia, y le devolvió el beso sin dudarlo, aferrándose a su espalda. 

Iba a ser un gran día para ambas.