—¡Elisabeth!——¡James!—
—Despierta, soy yo...—
Era una voz suave, grave, me hacía sentir tranquila, como si nada tuviese importancia, como si Toby ya no estuviese, el cielo ya no fuese cielo, y el acantilado tampoco fuese un acantilado... Esa voz era increíble, tan especial...
—Eli, porfavor, despierta...—
De repente todo desapareció, y cuando empecé a escuchar ruidos de máquinas de hospitales, enfermeras dictando medicinas o hablando entre si, fue cuando me di cuenta, que todo había sido un sueño...
Sentí, como dos manos apretaban la mía con fuerza, y unos labios mojaron mi mano izquierda, la cual no podía mover, quería hacerlo, pero mi cuerpo me lo impedía. De repente algo parecido a una lágrima, cayó sobre mi mano, y la persona con aquella voz, me la acaricio de nuevo. Me sentí querida, tan querida que quise abrir los ojos, pero al igual que mi mano, los párpados no podía moverlos.
—Eli...— Aquella voz se mostró cálida, y grave, me resultaba muy conocida... La curiosidad me mataba y necesitaba abrir los ojos para saber quién era...
Note mis ojos abrirse, y a la misma vez que ellos se habrían, una luz tenue se mostraba en toda la habitación, una habitación de hospital. Mi vista comenzó a fijarse en el color de la habitación, no era nada cálida, pero me hacía sentir segura. Gire un poco los ojos con dificultad y vi una ventana, por la que entraba aquella luz, de nuevo, intente mover los ojos hacia el lado contrario y allí estaba, aquel chico que me había llamado... Mis ojos, comenzaron a acomodarse a aquella luz, y conseguí verlo... Era el, estaba allí conmigo, sus ojos se mostraban tristes, parecía cansado, tenía ojeras y estaba un tanto pálido, parecía que llevase ahí un año encerrado... Fue como si todo el daño, todo el dolor desapareciese, como si todo lo que me hizo, todos los engaños, se borrasen... El alzó la mirada y sus ojos cambiaron totalmente.
—Eli, por fin...— de nuevo cogió mi mano y me sonrió como nunca lo había echo antes, una sonrisa agradable, tranquila, como si no pasase nada. Recordé el primer día que nos conocimos, el estaba con sus amigos, y yo con mi mejor amiga Carla, simplemente lo vi y el captó mi mirada, mostró una mirada fría, sin sentimiento, una mirada desconfiada, el poder escuchar su voz hizo que mi corazón se mostrase mas fuerte y rápido, no era capaz de controlarlo, no entendía el porque, simplemente sabía que no podía casi respirar, el aire no me entraba, que me dolía mucho el pecho y no era capaz de mantener mi corazón a su ritmo normal. No era capaz de concentrarme en el dolor, James estaba ahí, y no me podía ver así, débil, para poder hacerme otra vez daño, me sentí fuerte y frágil a la vez, solo era capaz de mirar sus ojos, verdes miel... Ni siquiera me fijé en su pelo despeinado o su camiseta arrugada, Sus ojos ahora estaban preocupados, pero no éramos capaces de separar la mirada a pesar de que las enfermeras le empujaran hacia fuera de la habitación. Note un pinchazo muy fuerte en mi abdomen que hizo que cerrase los ojos con fuerza mientras que olvidaba todo y solo sentía aquel dolor tan enfocado, tan fuerte, sentí el sonido de una máquina más fuerte que otras, y gritos de James. Aquel sonido era más rápido de lo normal, pero aún así el ruido se tapaba ante el dolor que se hallaba en mi abdomen. No podía moverme simplemente para tocarme, o apretarme quizás para que no me doliese más.
—¿¡Enfermera, que le pasa!?—
—Salga de la habitación—
—¡Eli, Elizabeth!—
Las voces me hacían sentir muy vulnerable, las escuchaba muy al fondo, como si aún estuviese soñando, como si algo hiciese que cerrase los ojos y no volviese a moverlos, como si todo lo que había vivido hace un segundo se olvidase y todo se volviese oscuro, más oscuro de lo normal. Mi mente comenzó a moverse en otro entorno, oscuro y lleno de soledad. Solo estaba yo sola, completamente sola.
No escuchaba nada.
No había nada.
No era nada.
James
Ella estaba ahí... Tan cerca de mi... Solo quería arreglar todo lo que había echo, ella no se merecía eso. Siempre que todo se me ha vuelto oscuro, ella ha estado ahí, para besarme y decirme que todo terminó, que nada era verdad, que ella no se iba a ir de mi lado... y aunque yo la rechazase, claro que la quería a mi lado, claro que quería besarla, pero no como ella piensa... Ella era especial, alguien que nunca encontrare igual... Por eso, no podía hacerle daño, no sería yo quien hiciese que sus ojos sufriesen de nuevo... Por mi culpa está aquí, ella simplemente quería escapar de mi, de las mentiras, de la última mentira que vivió conmigo...
Ahora ella está ahí, sola y con dificultades para respirar, con costillas rotas y un brazo roto, por mi culpa, por no haberla seguido hasta donde la atraparon... Llegue temprano para impedir algo peor, pero no tanto como parar parar aquella brutal paliza de 3 chicos...Cuando llegue ella estaba tirada en el suelo, inconsciente, con sangre. Todos los chicos salieron corriendo cuando la policia llegó detrás mía, junto con una ambulancia.
***
—Eli, porfavor...— susurre, cogiendole la mano y acercándola a mis labios, para poder sentirla cerca de mi. Ella no se podía ir así, no podía... No tenía a nadie más, la necesitaba. —Elizabeth, perdóname por todo... Nunca quise esto para ti...— mis ojos comenzaron a aguarse, simplemente necesitaba gritar, necesitaba quitarme aquel dolor. Ella simplemente temblaba y aunque estuviese inconsciente las lágrimas le caían por sus mejillas aún sonrosadas...—Sigo aquí, junto a ti...— de sentía aún así tan hermosa...
***
Mis lágrimas comenzaron a caer cuando recordé aquel momento, sin ritmo ninguno, como si de ello se tratase, comenzaron a aumentar. No podía más. Ella no se podía ir. Ella no...
NOTAAA: HOLAAAA DE NUEVO!!! Hoy he podido escribir este capítulo entero casi sin parar! Elizabeth en este capítulo se encuentra en la UVI por una gran paliza que le dieron, esperemos que se recupereee! ¿Que pasara? ¡¡¡Ojalá os guste!!! Y si es así, VOTAAAAD, me encantaría poder recibir comentarios y votos como apoyo... un besitooo y ¡Leed mucho!
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Secretos olvidados
Romance*** -Eli, porfavor...- susurre, cogiendole la mano y acercándola a mis labios, para poder sentirla cerca de mi. Ella no se podía ir así, no podía... No tenía a nadie más, la necesitaba. -Elizabeth, perdóname por todo... Nunca quise esto para ti...