Mirar al cielo y observar la magnitud de su omnipresencia, sentir que lo ve y lo escucha todo, gritarle y sentir como tus palabras desaparecen en la nada, y sentirte mínim@, y tumbarte en el suelo para observar las nubes pasar por ese inmenso océano que es el cielo como si fueran barcos, y ver cómo el Sol se esconde de la Luna, mientras ella sale en su búsqueda nocturna, y sentirte bien, porque no necesitas nada para poder disfrutar de este mundo.