Sangre, sabía a ella y tenía su color, no me aterraba eso, lo que me da pavor era no saber el porqué de ello, me da curiosidad el saberlo, y no se que hacer, si seguir el cauce hasta encontrar el motivo de su sabor, o si bajar la montaña hasta llegar a las luces que había visto por la noche.
Empiezo a bajar por donde había venido, quiero avanzar todo lo que pueda durante el día, y acercarme lo más posible a aquellos destellos. De día el bosque de pinos se ve apacible y agradable, además el riachuelo, gracias su color caoba, parece un cauce de zumo de manzana. El viento vuelve a coger fuerza mientras continuo bajando, vuelve el olor a pino, y hace calor, un calor seco, pero potente, así que me pongo a la sombra de los árboles, sin perder de vista el cauce del río.
Sigo mirando de vez en cuando a la profundidad del bosque por si veo algo o a alguien, y como de costumbre no hay nada, a excepción de una sombra alargada, la cual debe de ser de un pino, así que no me preocupo.
Continúo caminando, y el Sol está en todo lo alto, el viento sigue presente, pero no con la misma fuerza que en la zona alta, y ahora, además de a pino, huele a flores, y eso significa que estoy acercándome al final de la montaña, también el riachuelo se ensancha, confirmando mi corazonada de que me estoy acercando al final de la ladera. Estoy contento, pero, la sombra que vi antes en los pinos, la sigo viendo ahora, y he avanzado desde entonces, y solo puede significar dos cosas, o que los pinos proyectan sombras iguales, o que la sombra se mueve.
Acabo de llegar a una cascada, no de mucha altura, así que me decido a bajar por el pequeño precipicio, me resulta bastante sencillo a decir verdad. Ahora ya no hay un bosque de pinos, es una explanada con poca vegetación, el riachuelo se ha convertido en un río, y hay un leve aroma a tierra mojada.
He salido de la montaña, de la explanada, y he llegado a una carretera, y recién asfaltada, así que eso me deja claro que hay gente cerca, pero hay un problema, La Sombra, aún con el Sol luciendo, sigue ahí, pero esta vez es más clara su forma, parece una persona, que me observa fijamente mientras me sigue a dónde quiera que vaya.
Llevo un rato caminando, y estoy empezando a vislumbrar a lo lejos lo que podría ser un pueblo, La Sombra sigue acechándome. Tengo hambre y calor, lo bueno es que el Sol pronto se ocultará por el horizonte, y llegará la refrescante noche, además se supone que lo que sea que me sigue desaparezca con la noche.
Y así es, ya no está, he llegado al pueblo, y hay gente, la cual me ha recibido con amabilidad, me han ofrecido un lugar donde dormir, aseo, y comida. Me voy a quedar a pasar la noche en la casa del alcalde, además como acto de bondad me van a acercar a la ciudad más cercana para que pueda volver a casa, eso me alegra.
Estoy ya en la casa del alcalde, mi habitación está en el segundo piso de la casa, es un habitáculo de suelo de madera, con una alfombra no muy grande de color granate a los pies de la cama, las paredes son de piedra, pero aún así resulta acogedora. La cama no es muy allá, tenía un tamaño justo para poder echarme, pero no moverme mucho.
Son las 00:00 buena hora, porque significa que aún puedo volver a cerrar los ojos y dormir. Pero vuelvo a sentir esa presión en el pecho, es la misma sensación que tuve en aquella habitación de hormigón, pero la diferencia es que puedo moverme. Además siento algo raro en la habitación, y creo que se lo que es, La Sombra. Así que me apresuro a encender la luz, y ahí está, esa figura que me siguió desde el bosque de pinos, está a los pies de la cama, observándome, me "mira" fijamente.
Ahora que me fijo en ella, veo algo que me aterra aún más, y es que se parece mucho a mi, mucho, demasiado, no obstante, eso no es lo peor. Lo peor es que por mucho que trate de gritar ayuda no puedo articular ninguna palabra, ni tampoco producir ningún sonido, es más, si que puedo moverme, pero temo lo que pueda ocurrir si lo hago.
Se acerca a mi, se sube a la cama, y noto como esta se hunde algo por culpa del peso, me sigue mirando mientras está de pie al final del colchón. Se acuclilla y acerca lo que debe ser su cara a la mía, causandome terror. La empujo hacia el final de la cama y salgo corriendo de la habitación, bajo por las escaleras de piedra, sintiendo un frío intenso en mis pies descalzos.
He salido de la casa y he empezado a correr por la carretera, no se a donde, me giro cada poco para ver si me sigue, pero no veo nada. Exhausto me detengo a la luz de una de las pocas farolas que iluminan la carretera, y la veo, veo como se acerca, pero esta vez no huyo, la espero, cierro los ojos y abro los brazos, respiro, respiro lo más profundo que puedo, y la siento, siento su presencia, siento esa opresión en el pecho.
Me toca, me rodea con sus oscuros brazos y me abraza, siento entonces que no hay dolor, ni presión, ni dolor, no siento nada. De repente me suelta y me deja caer contra el asfalto, noto como mi cráneo golpea el asfalto con fuerza, pero no hay dolor ni molestia, la veo que está de pie, a mi lado, observandome, se ríe, lo deduzco porque veo una hilera de blancos dientes en forma de media luna.
Entonces vuelvo a cerrar los ojos, y respiro por última vez.
- Esta historia ha acabado, puede que no guste, pero está escrita sin guión y sin ninguna referencia específica.