Capítulo XII

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Nuevo capítulo Minna... ¡Disfrútenlo!

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Después de que Yuki, pidiera su comida, se fue con Subaru, salieron de la cafetería y se dirigieron al jardín de la escuela. Caminaron unos cuantos minutos más y llegaron hasta donde había un enorme árbol de arce. Debajo de el, había un banco de madera que lo rodeaba, donde pueden caber 8 personas.

— ¡Woah! ¿Es aquí dónde pasas todos tus recesos, Subaru? — preguntó Yuki, impresionada por la vista del lugar. Él solo asintió como respuesta.

A pesar de ser de noche, había faroles y linternas que adornaban el lugar, dándole un toque romántico.

— Es un lugar muy tranquilo y precioso. — se calló para contemplar más el lugar. — Bueno a comer. — dijo contenta, sentándose en el banco.

Subaru la siguió y ahí estuvo, viendo cómo Yuki comía feliz de la vida. Mientras él estaba parado como estatua.

— Oye, no sólo me mires. — dijo después de tragarse un bocado de su espagueti. El chico solo se sonrojó. — Cuéntame algo. — comentó.

— ¿Sobre qué? — preguntó sin más.

— Mmm... No sé. Pensé que me dirías algún rumor... ¡Ya sé! Yo hago preguntas y tú me respondes, tú me preguntas y yo te respondo, y así sucesivamente. — propuso mientras devoraba una manzana. — Ten, come una manzana también. — dijo dándole una manzana roja.

— Está bien. Pregunta lo que quieras. Y gracias por la manzana. — le respondió con amabilidad.

— No hay de que... Haber... ¿Qué te pregunto? — susurró, poniendo sus dedos en su mentón en pose pensativa. — ¡Ya sé! ¿Ustedes son los únicos vampiros a parte de los idiotas que me golpearon? — le preguntó curiosa. Entre cerrando los ojos con incertidumbre.

— No, está es una academia para la convivencia entre humanos y seres sobrenaturales. Hay desde vampiros y demonios a licántropos y angeles, hadas, brujos, hechiceros, etc. — le contestó.

— ¡Woah! Eso es increíble. Bueno ahora tú pregúntame algo. — dijo sonriendo.

— ¿Puedo preguntar algo sobre tu pasado? — preguntó curioso.

— Claro que sí. — le respondió contenta. — Ahora voy yo. — dijo con burla, ya que el albino gasto su turno. — ¿Por qué tanto mis compañeros como los maestros, me hablan con tanto respeto o más bien con miedo, tiene eso algo que ver con vivir con ustedes? — preguntó intrigada.

— Si, en la academia, tanto los estudiantes cómo docentes están al tanto de la regla de no interactuar con las novias de sacrificio. — contestó pedante. — Bueno, sobre lo de antes. ¿Qué le pasó a tú ojo? — preguntó mientras miraba lo nombrado.

— Lo perdí temporalmente, cuando asesinaron a mis padres. Al intentar proteger a mí madre, recibí una bala en el ojo. Sano la herida, pero casi no podía ver. Sombras mas que nada, era lo único que distinguía con este ojo hasta que mi madre me adoptó y me hicieron una cirugía y lo compusieron. Ahora puedo ver bien solo que en ocasiones me molesta mucho  a la luz o tiende a sangrar cuando estoy mucho tiempo despierta. Por eso es que uso de vez en cuando el parche. — comentó viendo hacia la nada.

— ¿Cuenta me de tu madre? — preguntó ella.

— ¿Por qué quieres saber de eso? — contestó a la defensiva.

— Si no quieres contestar, no lo hagas, solo lo pregunté sin pensar.  — argumentó. — No tienes porque estar a la defensiva. — expresó seria.

●[Miss Sadistic Night]●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora