Prólogo

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Imagen Multimedia: Laura Elizabeth Ingalls

Narrado por: Laura Ingalls

Todo comenzó cuando nos fuimos de Walnut Grove, ya que no había trabajo para nadie allí, se estaba volviendo un pueblo fantasma, empacamos todas nuestras cosas y nos fuimos, no sin antes despedirnos de los señores Oleson.

Mary iba con nosotros, estaba muy emocionada por el hecho de que compartirá sus conocimientos junto con Adam a los demás invidentes en la nueva Escuela de ciegos que se iniciara en Winoka, ambos tendrán un largo camino hacia la sabiduría y hacia esa ruidosa ciudad que no se compara con la tranquilidad del pueblo de Walnut Grove de donde habíamos salido para irnos a vivir a la ciudad.

Cuando estuvimos a punto de llegar le describía a mi hermana Mary todo lo que vi. Le dije que es una ciudad muy grande, me respondió que se escucha de aquella forma.

Cuando llegamos Pa dejo a Mary con su Adam en la Escuela de Invidentes, dejo a Mamá con las riendas de los caballos, mientras mi hermana se instalaba, mi Papá saludo a Adam.

Tiempo después lo vi salir y conducir la carreta, continuo conduciendo hasta llegar casi a la esquina, se estaciono frente al hotel Dakota y cerca de la cantina, quiso inspeccionar el lugar.

-Laura quédate con las riendas, volveré pronto junto a tu Madre. -Me dijo cuando bajaba de la carreta, para poder ayudar a Ma a bajar de la carreta-.

-Cuida de Carrie. -Cuando Ma termino de decírmelo me sonrió y me vio con una mirada picarona-.

Cuando me subí a la carreta a tomar las riendas, vi a Ma entrar junto a mi Pa al hotel. Estaban hablando con un señor de edad, no alcanzo a oír lo que dicen, solo puedo verlos hablar.

-Laura tengo que ir al baño. -me miraba de forma suplicante-.

-Carrie debes esperar, piensa en otra cosa, Pa nos dijo que no saliéramos de la carreta.

Estaba mirando el sitio cuando veo a un niño pasar, es muy joven, unos 10 años quizá, tenía pelo y ojos negros, de piel blanca, es menudo y de apariencia sencilla, soy 4 años mayor que él. Los dos nos veíamos fijamente, él me veía mientras caminaba, se detuvo y me sonrió.

Posteriormente rompió nuestra conexión entre nuestras miradas, aunque yo lo seguía observando, él les preguntaba a los estudiantes de la Escuela Privada de Winoka si les daba lustre a sus zapatos, algunos de ellos aceptaban y le daban buen dinero, otros se negaban a ello.

Decidí bajar de la carreta, desobedeciendo las órdenes de Pa, tengo que admitir que ese muchacho tiene algo que me llama la atención, aún no consigo saber qué es.

- ¿No te dije que esperaras en la carreta? -Me miraba serio-.

-Si Pa.

-Tengo una buena noticia Pequeña, nos dieron a tu Mamá y a mí el empleo como gerentes del hotel. -me sonreía-.

- Me alegro muchísimo Pa. ¿Dónde está Ma?

-Está echándole un vistazo a la cocina, el señor Standish le está mostrando su nuevo lugar de trabajo.

-Papá quiero ir baño.

-Oh Carrie ven aquí. -La tomo en brazos y la bajo de la carreta-.

-Pequeña ¿Quieres llevar a tu hermana al baño? Tengo asuntos que atender. -Lo vi entrar a hablar con ese señor, una vez más-.

Tome a mi hermanita de la mano para poder guiarla hasta el baño, cuando nos dirigíamos a la entrada note que ese muchacho apuesto me estaba observando, tal vez con un poco de devoción, le devolví esa mirada coquetamente junto con una sonrisa.

La Pequeña Casa en la PraderaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora