Capítulo 2

92 3 2
                                    

Imagen Multimedia : Samantha White

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Imagen Multimedia : Samantha White


Narrado por: Laura Ingalls

Tanto era mi asombro que no reaccione hasta que Albert me hablo.

-Laura, oye ¿Me escuchaste? Laura... ¡LAURA!

-Amm... ¿Qué pasó?

-Parecías estatua, me preocupe. -tenía un hilo de voz-.

-Tenemos su permiso, no obstante nos iremos mañana, odiare el dejarte aquí, que estés lejos de mí, sinceramente me moriría sin ti, ahora que te encontré. -Mi voz era solo melancolía-.

-La única opción que nos queda es esperar un milagro. -Bajo su mirada-.

Fuimos a un espacio más íntimo, emprendimos camino hacia debajo de esa casa, allí pasaría casi los últimos momentos que viviría en la ciudad junto a él. En el camino me encontré a Andrew Garvey quien me saludaba de manera alegre.

-¡Andy en este momento estoy ocupada, nos juntaremos en el hotel después! -Yo tenía el semblante serio-.

Percibí su mirada en mí aun después de que continué caminando con Albert. Llegamos a su pequeña "Casa" debajo de la escalera, abrió la cerca.

-Las Damas primero. -Me sonreía, será esa imagen de su sonrisa la que jamás podré olvidar sin importar que estemos alejados-.

Me adentre a esa zona que era iluminada por la luz del sol que entraba por esa cerca, lo espere sentada allí, él entro en la "Casita", cerro la cerca, anduvo hasta llegar a los libros, los examinaba detenidamente, como si buscara el libro ideal para el momento.

-¿Qué libro será el afortunado de ilustrarnos el día de hoy? -Dije con una gran sonrisa, él se giró para verme, esbozaba una linda sonrisa-.

-El afortunado para ilustrarnos hoy es Lord Byron, uno de los más clásicos, un escritor inglés, fue uno de los principales personajes del romanticismo, que se define como una revolución del siglo XVIII contra el Racionalismo. -Y así comenzó a leer-.

Camina bella, como la noche

De climas despejados y cielos estrellados;

Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz

Se reúne en su aspecto y en sus ojos:

Enriquecida así por esa tierna luz

Que el cielo niega al vulgar día.

Una sombra de más, un rayo de menos,

Habría mermado la gracia sin nombre

Que se agita en cada trenza de negro brillo,

O ilumina suavemente su rostro;

La Pequeña Casa en la PraderaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora