1 - Después de tanto

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[Kristoff] 

"Hoy sabemos que el amor no escribe recto, que se transforma con el tiempo y con los gestos, que en el aire se transmite si hay espacio para un beso, imparable, penetrante, tan certero. 

Hoy sabemos que las trampas del destino, un laberinto que se abrió en nuestro camino. De los miedos a sentirnos como niños, sin huidas, sin atajos tan sencillos. Por eso dime que hago con mi alma, si cuando estás todo permanece en calma, si al fin me encuentro reflejado en tu mirada la otra mitad de esta vida que se escapa, te pertenezco más allá de espacio y tiempo, es imposible arrancarte de mi pecho, si un mismo ser habita en dos cuerpos, volarán de nuevo" 

Ha pasado algún tiempo desde que no se sentía tan tranquilo. Todo había vuelto a una normalidad tan a gusto, tan increíble que costaba trabajo acostumbrarse a todo, sobretodo desde que ya no era solo él en aquella casa entre la nieve, también un pelirrojo que en ese momento se encontraba durmiendo boca abajo sobre su fornido brazo. Todo estaba en calma, su respiración suave hacía un eco dulce y el ligero soplido de sus labios lograba mover los vellos rubios de sus brazos. 

Se movió de manera suave, intentando no despertar a su bello durmiente cuando en ello Sven asomó la cabeza por la ventana, golpeando las astas contra esta, rompiendo el cristal y haciendo saltar a ambos hombres allí, al menos hizo que Kristoff pudiera retirar su brazo y Hans se acabó por mover entre las sábanas antes de incorporarse lentamente, buscando al contrario con la mirada, no supo exactamente qué lo había despertado hasta que notó los cristales rotos en el piso y a aquel animal con la osamenta trabada en el poco espacio que había hecho de accidente. Kristoff se levantó entonces, dejando ver entonces su cuerpo desnudo a causa de la entretenida noche que ambos habían tenido, eran comunes ahora que las cosas estaban arregladas, eran increíbles y no dejaban de repetirse cuánto amor sentían el uno por el otro en cada una de ellas. 

En la actualidad, ambos tenían trabajo en el palacio. Hans era un estupendo consejero de la reina Elsa, quien tiempo después de todo lo ocurrido con Ana, Kristoff, Hans y ella, había logrado evitar el matrimonio sin que esto afectara su reinado, ella y Ana continuaban su romance a escondidas, aunque ya era una relación formal entre su círculo de amistades, la cual se reducía a Hans, Kristoff y ellas, pequeño pero bastante acogedor a esas alturas. 

[Hans] 

"Has cogido esas tijeras del cajón, nunca has cavado tan profundo.  Si paro de intentarlo, morimos. Me estás cortando. Cariño, ¿Con quién luchas? ¿Con quién peleas? 

Me haces amar, odiar, llorar, coger todas tus partes. Me haces gritar, arder, tocar, aprender todo sobre ti. 

Cierro los ojos, cierro la puerta. Quieres un minuto, te daré más"

  —  ¿Entonces haces tú el desayuno hoy? —  El pelirrojo besó la mejilla del rubio quien se encontraba en pantalones haciendo unos huevos con bastante paciencia, la cocina ante el frío de la zona daba mucho que desear, pero aún así todo lo que llegase a cocinar para Hans era más que suficiente para él.  Desde que se habían ido a vivir juntos, Hans había aprendido a vivir en completa modestia, tenía que admitir que no era lo mismo que vivir en un palacio, pero se sentía en su hogar, entre los brazos del rubio, no hacía falta la riqueza o los lujos, además, pudo conservar a Sitron, a quien Kristoff armó una caballeriza para él y Sven, de esta forma se mantenían protegidos en las noches.

[Arendelle]

Hace ya mucho que Kristoff y Hans se habían ido a vivir por su cuenta, incluso cuando Elsa les dejó en claro que no tenía problema alguno con que se quedasen en el castillo, sin embargo no insistió demasiado, sabía perfectamente que el par de tortolos deseaba más que nada un espacio para ellos, donde no debían darles explicaciones o soportar las miradas extrañas por parte del personal de servicios, los que aún parecían no sospechar nada de ella y Ana.

¿Pero cuánto más podrían seguir así? Ella también quería la libertad  que aquellos hombres podían tener, pero debía proteger a su gente, a Ana, a la única familia que conocía y para eso, el reinado era esencial, sobre todo en esos tiempos tan extraños donde Las islas del sur parecían mostrar un extraño interés por quién habían abandonado a los pies de la reina y sus voluntades. Hans no tenía ni la menor idea de lo que le esperaba y aunque Elsa hacia todo lo que podía para protegerlo a él y a su pareja, costaría más que simples amenazas y mentiras para no involucrar al reino en esa decisión personal.

¿Cuál es el interés de los doce hermanos de Hans? ¿Todo seguirá como miel sobre hojuelas? Si algo tiene seguro Elsa es que... tiempos complicados se avecinan.

A la sombra del futuro cercano - Hansoff - AU - Segunda parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora