🌿Ligero

3K 533 518
                                    

Estrellas, glitter o algo parecido a fuegos artificiales, pero estáticos.

Aquello era lo que veía a pesar de estar mirando el simple techo.

Mi pecho subía y bajaba con lentitud, pero de manera espesa y mis piernas temblaban. Mientras mi entrepierna se sentía húmeda, era algo poco incómodo, ya que la satisfacción era mayor. Lamentablemente no me podía quedar en aquellas condiciones.

Me puse levemente de costado y miré a Yuuri con un pequeño puchero.

—¿Quieres que te cargue hasta el baño?

—Por favor... —susurré desviando la mirada.

Yuuri se puso de pie, pasó su brazo por mi espalda y el otro por la parte contraria a mis rodillas. Aferró mi cuerpo al suyo con fuerza y yo rodeé su cuello con mis manos.

Abrió la puerta como pudo y nos dirigimos al cuarto de baño.

—¿Te ayudo?

—¡N-no! Yo... me limpiaré solo.

Mis pies tocaron el piso y sentí como mis piernas se volvieron dos frágiles ramas que se balanceaban hasta con el más simple viento.

—Te esperaré aquí afuera.

Asentí con una pequeña sonrisa que en mi mente se interpretó como un ❝gracias❞.

Limpié rápidamente todo lo que tenía que limpiar y cambié un par de prendas, tirando las sucias al lugar destinado para ellas.

Saqué una cajita con remedios, buscando algún calmante para poder pasar la noche tranquilamente, y es que el calor comenzaba a aumentar nuevamente en mi cuerpo.

Como un oasis en el desierto, una última se encontraba entre las pastillas.

La tomé rápidamente y finalicé tirando un poco de agua fría en mi rostro ya enrojecido.

<<Sólo... cálmate>>

Abrí la puerta y vi a Yuuri apoyado en la pared. Ladeó su cabeza y sonrió. Se acercó a mí y buscó mi mano para luego entrelazar nuestros dedos y caminamos hasta mi habitación. Era una acción que, en definitiva, se estaba volviendo bastante común entre ambos.

Al regresar a mi habitación, nos recostamos nuevamente. 

Mi espalda contra su pecho, sus brazos rodeando mi cintura, mis manos acariciando las suyas, la cuales descansaban en mi vientre, y su nariz escondida con ternura en mi nuca. 

La noche transcurrió lenta, como si el tiempo estuviera totalmente a nuestro favor y así pudiéramos hablar de nosotros, quitarnos dudas de encima o aprender cosas nuevas del otro. Malos hábitos y buenas costumbres e incluso, nuestros sentimientos.

—¿Yuuri, me quieres? 

—Demasiado.  

Tiramos las sábanas sobre nosotros, creando una especie de nido y nos dejamos mimar por el otro de la forma que nos diera la gana. 

Y finalmente, a la hora de dormir, nos abrazamos suave y ligeramente. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dulce y etéreo [Omegaverse/Yuuvic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora