Por fin, por fin habían pasado esos veintidós días de espera. Era el gran día. El día en el que podría verle en persona. Un 50% de posibilidades de que todo saliese bien y otro 50% de posibilidades de que la cagarla por completo. Parecía estar en una montaña rusa que no terminaba. Vuelta tras vuelta, mareo tras mareo. Sentía un gran dolor de barriga, estaba muy nerviosa. Solo eran las seis de la mañana. Me desperté y fui a desayunar. Luego fui al baño me miré al espejo y pensé «¿cómo me va a querer? Es imposible». Me mire una última vez al espejo y al inclinar la cabeza hacia abajo las ganas de vomitar se apoderaron de mi. Este día no iba a ser para nada bueno empezando así la mañana. Todo por un chico. Acto seguido me fui a vestir con la ropa que había dejado la noche anterior preparada, lo único que no había guardado en la maleta. Me puse un pantalón vaquero negro de tiro bajo, un top blanco con unas líneas de colores en el centro y las Stan Smith de mi cumpleaños. Fui al baño y me volví a mirar al espejo durante unos minutos, cuando mi madre me gritó:
-¡Isa, cariño, tenemos que marcharnos ya o no llegaremos!
-¡Si, mamá. Me peino y vamos!- conteste yo.
Coji el peine, me miré al espejo y cepille mi largo pelo castaño hasta haberlo desenredado muy bien. Volví a mirarme al espejo, sonreí y salí del baño. Coji mi maleta y mi mochila y salí de casa en dirección al coche de mis padres.
Me puse a escuchar música y cuando estábamos casi llegando oigo una voz, era mi madre.
-Cariño, ¿qué te pasa? pareces preocupada por algo.
«¿Y ahora qué le digo? No puedo contarle esto, va a ser...incómodo. Solo me queda una cosa por hacer...»
-No me pasa nada, simplemente voy a echar de menos a algunos de mis antiguos compañeros y por supuesto a vosotros. ¡Os quiero papis!- contesté yo.
-Ooooh Isaa, no te preocupes, podremos estar en contacto siempre que quieras. ¡No te olvides de llamarnos esta tarde ehhh!- dijo mi padre.
Así es, les mentí. Pero seguramente vosotros habríais hecho lo mismo.
De repente sentí un brusco frenazo. Mi padre nunca ha sabido aparcar como las personas normales, en fin...
Nos bajamos del coche, picamos al timbre que había en la verja del gran instituto y entramos.
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IMPOSIBLE
Novela JuvenilUna chica se cambia de instituto junto a unas amigas, pero lo que menos se espera es que el chico que le gusta se fije en ella.