la calle

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Acabo de llegar a casa despues de un duro y largo viernes, las clases se me han hecho eternas y tengo que darme prisa en comer porque he quedado con estos.

Sheila, Zack, Lauren y Tomas me esperan en el parque en media hora.

Cuando termino de comer, cojo mi móvil y las llaves y salgo de casa, el parque en el que me esperan está a unos cinco minutos, por el camino me encuentro al extraño coche de todas las mañanas, hoy, al ir a clase, no estaba. Me ha sorprendido.

-Hombree, pero mira quien viene por aquí...- Dice Tomas llendo hacia a mi, está él solo, supongo que ha ido a comprar algo al chino.- A buenas horas.

-Oye, que he llegado a tiempo, hemos quedado a y medi y son y...- saco mi móvil del bolsillo y desbloqueo la pantalla.- ¿ves? y 27- digo enseñándoselo.

-Pues nosotros llevamos aquí un buen rato.

Pues ese es vuestro problema, nadie os ha obligado a venir tan pronto.

-Si vinieses a comer con nosotros no tendríamos este problema ahora mismo.

-Sabes que no puedo, además, fui con vosotros la semana pasada.

Cuando llegamos al parque donde están los demás, nos los encontramos hablando con un hombre de unos treinta años aproximadamente, tiene el pelo rubio y va vestido como si fuese a correr, al parecer, el hombre les está preguntando por una calle, calle a la que por supuesto, ellos no saben ir.

Y es que tengo unos amigos muy... muy rutinarios, en cuanto les sacas de lo de siempre, ya no les gusta, no les gusta probar cosas nuevas, ir a sitios diferentes... es... es como si les diese miedo lo nuevo. El único que prueba de vez en cuando cosas diferentes es Zack

Cuando el hombre ha terminado de marcharse, me acerco a ellos.

-¿Qué quería?- Pregunto.

-Saber dónde está la calle de la Rambla

-Pero si esa es mi calle.- Contesta Tomás.

Es gracioso que ni sus amigos sepan donde vive, es gracioso que ni siquiera les suene esa dirección.

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