Entre lo poco que viene a mi mente, porque ya no quería salir más herida, y en verdad dolía, pensarlo dolía, olerlo dolía, extrañarle dolía, estaba más que jodida, estaba más que rota.
Pero, ahora, lo que siento es distinto porque yo no he sido la víctima, ni la agresora, no he sido nada, creo que he llegado al punto de ser espectadora de mi propia historia, ya no quería salir más herida, aunque de alguna forma siempre encontraba la manía de juguetear con los abismos que tenía su nombre, y de bordear con el dedo los meses que estuvimos juntos en el aire, cantar para matar la tristeza, bailar para no hundirme, yo siempre creí ser una niña en sus brazos, mis zapatos de charol en sus rodillas lo confirmaban, tal vez me hacía falta el sofá rojo y enredarle los crespos en las tardes, o en realidad me hacía falta su manera de comer helado primero el centro luego las puntas, o en últimas me hacía falta él - para qué negarlo-, no me gusta escribir porque suelo mezclar todas las historias, personas del pasado con las del presente, recuerdos nuevos con los viejos, -como si estuvieran organizados por carpetas-
¡Vaya!, cuántas excusas saco para seguir hablando de él.
por: anónimo.

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Letras y más
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