Toda la vida de April ha sido normal, ha pasado desapercibida en la escuela, pero, ya en el penúltimo año se encuentra en aprietos cuando no solo un guapo chico, sino dos chicos muestran interés en ella. ¿Quién será? ¿El típico chico gilipollas apue...
-Matt, mi querido hermanito, ¿me puedes llevar a la casa para que me pueda cambiar para salir con Marissa?
-Lo lamento, querida, tengo cosas más interesantes por hacer.
-Agh, por favor; ¿sabes? desde mi perspectiva y la suya le estarías haciendo un favor, además, puedo hablarle muy bien de ti.
-Te odio.
-Me amas.
-Vamos.
Al llegar subí rápido las escaleras y corrí como el alma que lleva el diablo, ya eran las 4:00, hasta llegar a mi baño, me di una ducha rápida y me puse mis jeans claros de tiro alto, mi crop-top rosa claro, mis Adidas blancos con negro y mi bolso plateado, miré la hora y ya eran las 4:50, ¡Perfecto! justo el tiempo que me tomará llegar hasta allá en taxi, salí apurada y tan pronto salí pasó un taxi al cual de inmediato paré y me llevó a Domino's, y allí estaba, no estaba bromeando; en el fondo siempre pensé que era una broma o algo por el estilo, pero, aquí está. Bueno, April, tienes que mantener la compostura, que no sepa que estás nerviosa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Ho...ho...hola- Buen comienzo, River solo pensará que en navidad serás el Papá Noel de la cuadra y ahora estás ensayando, no que estás nerviosa, grande, April, grande.
-Hola, ¿Que sabor te gusta?
-La de pepperoni.
-A mi también- dijo sonriendo, muy bien, no te derritas, ahora ¡Di algo!
-Ah- Bueno, esto es un progreso, sabes decir palabras de una sola sílaba, aplauso mental.
-Iré a ordenar la pizza.
-Yo tomaré unos asientos.
No te pongas nerviosa...no te pongas nerviosa, solo es un chico normal, como todos los de la escuela, bueno, pero muchísimo más guapo, pero ya está, bueno y mucho más caballeroso, aún es como si estuvieras saliendo con cualquiera, todos son así ¿verdad? Mentira, todos son unos niñitos hormonales e inmaduros que solo quieren tener sexo contigo y terminar, solo, no la cagues.
-Volví, estaba pensando que mientras llegara la pizza pudiéramos conocernos, porque, ya sabes, no sé nada de ti ni yo de ti, a menos que me hayas stalkeado.
-Claro, claro, podríamos jugar a las 20 preguntas.
-Yo empiezo, ¿En qué curso estás?
-En sexto de bachillerato. ¿Tú?
-También. ¿Tienes hermanos y/o hermanas?
-Un hermano, muy fastidioso por cierto, que nació 7 minutos antes que yo entonces se cree más sabio y maduro y siempre se asegura de recordarme que el es mayor que yo.¿Y tú?
-Tuve un hermano pero murió en un accidente.
-Lo siento.
-No lo sientas, a menos que hayas sido el conductor ebrio que huyó, en ese caso, espero no te importe que te asfixie aquí mismo, pero, venga, te doy 5 minutos para que corras.
-No hay necesidad. ¿Cuántos años tienes?
-17. ¿Tú?
-Eso no se le pregunta a una mujer cualquiera ¿Lo sabes?
-Uh, ¿Lo siento?
-Pero, para tu suerte, no soy como las mujeres cualquieras, tengo 16 pero en tres meses cumplo 17- Otra vez esa sonrisa, ah, esa sonrisa, quisiera casarme con esa sonrisa.
Luego de muchas preguntas, carcajadas e historias de nuestras vidas llegó el tiempo de la última pregunta, la pregunta número veinte.
-Bien, para mi última pregunta ¿En qué consiste un día perfecto para ti?
-Bueno, para empezar, pizza, habría mucha pizza, mis amigas y, tal vez hasta mi hermano, películas, crispetas, chocolate, papas, y un muy probable dolor de estómago. ¿Qué me cuentas del tuyo?
-Prácticamente lo mismo- dijo sonriendo- sobretodo la parte de estar con mi hermano, solo que las películas serían la saga del Señor de los Anillos y la película del Hobbit.
-Oh. Por. Dios, no lo mencioné porque esta es la primera cita para que no pensaras que soy una freak, pero amo la saga del señor de los anillos.
-Ya sé que gasté todas mis preguntas, pero ¿Crees que habrá y quieres que haya una segunda cita? Porque yo sí.
-Me encantaría tener una segunda cita contigo, por cierto, gracias por la pizza, estaba deliciosa.
-¿Quien dijo que yo la pagaría?-dijo, y luego de ver de que no lo había captado y me había quedado muda dado al hecho de que no había traído más dinero se rió- Estaba bromeando, por favor dime que todavía aceptas tener esa segunda cita de la que estábamos hablando y que, ojalá, no arruiné.
-Lo pensaré-dije, y luego de ver que no se había dado cuenta de que era una broma me reí- Estaba bromeando, por favor dime que todavía aceptas tener esa segunda cita de la que estábamos hablando y que, ojalá, no arruiné- repetí, en eso soltó la carcajada más gloriosa y hermosa jamás escuchada.
-La pasé muy bien, vaya, ya son las 8:00, el tiempo pasó volando.
Abrí mis ojos como platos, Matt se dará cuenta de que no estaba con Marissa y con lo sobre protector que es no me dejará salir hasta que termine la universidad, peor, no me dejará salir hasta que sea una cuarentona con arrugas sin probabilidad de tener un esposo e hijos, que horror.
-Tengo que irme, yo también la pasé muy bien.
-Deja que te lleve.
-Está bien.
En el camino de 10 minutos la pasamos muy bien y, al llegar, sucedió lo de las típicas películas, el momento raro de silencio de la despedida, ¿Me besará?¿Es este ese momento? Nos quedamos mirando el uno al otro y antes de darme tiempo para procesarlo, estampó sus labios suavemente contra los míos, nuestros labios estaban sincronizados, tanto que no me percaté de los golpes en la puerta del carro que cada vez se hacían mas fuertes hasta que sentí más frío y sentí dos brazos fuertes sacándome, no, succionándome fuera de carro mientras yo todavía tenía los labios estirados.
-Con que saliendo con Marissa ¿Eh?
-Eh... yo lo puedo explicar, de veras.
-Me lo explicarás después de que tenga una charla con este jovencito.
-Es de nuestra misma edad, recapacita, hermano.
-Nunca me dejas decir frases cool, dijo, haciendo un puchero.
-¡Huye!- grité antes de que impidiera que mi hermano tuviera una charla con ese sexy jovencito al pegarle en el estómago y, sorprendente mente todo salió como lo planeé, River se fue y mi hermano se quedó rodando en el suelo agarrándose el estómago, qué nena; ahora el único problema era convencer a mi hermano de no decirle a mi padre, quién también es muy sobre protector, tendré que ingeniármelas.
