-SIBLINGS-

Capítulo 5 (Angelito? No lo creo)

Al despertar la mañana siguiente, no se oía ningún tipo de  ruido ni tan solo el de una mosca. Muy bonito pero también  subrealista. Al menos en mi família. Los catorce años que llevo de vida en esta casa y con esta família es la primera vez que hay algo de paz y tranquilidad. Lo qual según los argumentos anteriores es algo de lo que sospechar. Motivo suficiente para ir a comprobar si mis maravillosos hermanos siguen con vida.

En ese instante decidí subir escaleras arriba para dirigirme a mi destino: las  habitaciones. La primera habitación  fue la de Alex. El cual sorprendentemente no estava durmiendo. Seguí mi camino por el resto de habitaciones y no había ni rastro de los chicos. Bajé de nuevo al piso de a bajo y de repente un rugido salió de mi estómago recordandome una vez más que tenia hambre.
Así que me dirigí a la cocina y ahí es donde encontré la nota. Si la nota, la famosa nota que aparece en la cocina y que indica e específica el motivo por el cual mis hermanos no están en casa. Preparada para leer cualquier tontería empecé la maravillosa y misteriosa lectura. Era tal que así: Querida hermanita te informamos de que hemos salido a comprar algunas cosas que nos faltaban así que volveremos al cabo de unas horas. Ya sabes las normas, no chicos, no fiestas ni nada parecido y ni mucho menos baños o exposiciones semidesnudas o como tu lo llamas bikinis. Volveremos pronto enana. Te queremos. Dylan, Tyler, Zac y Alex.

Así es como se desperdicaron mis retinas. Una vez leída la información, me hice unos pancakes y me fui a duchar. Una ducha larga y con música. Mientras estaba en la ducha sonó mi teléfono, era mi mejor amiga. Cogí el teléfono en la ducha y descolgué.
- Hey Jess
- Hola Ali, no estarás libre hoy por casualidad verdad???)
- mmmh si calaro. A que hora?
-Ahora mismo?- Dijo ella.
- Nos vemos en una hora.
- okay gracias, te amoo.
- Yo tambien a tiii loca.

Y así es como terminó nuestra llamada. Estuve un buen rato en la ducha hasta que salí, me cambié, me puse un poco de maquillaje y me fui por la puerta. Me dirigí al parque, lugar dónde mis locos amigos y yo siempre quedamos, es una espécie de toque de queda.
Desde lo lejos pude distingir dos figuras. Mas tarde descubrí que se trataba de mi loca mejor amiga y de una niña menor que nosotras. Me acerqué y saludé a Jess y a la pequeña que me analizaba con la mirada.

- Hey - Dije a Jess.
- Te he extrañado loca- Dijo abrazandome.
- Y yo a tii- Dije correspondiendo.
Las dos reímos. Nos separamos al notar un quejido por parte de la pequeña, debía tener unos nueve años.
- Oh Ali, esta es mi primita, Jade, sus padres se han ido de vacaciones y ella se queda con mi familia este fin de semana. Verdad Jade?- Dijo Jess mirando a la ahora conocida Jade.
- Emm si.- Dijo con una sonrisa tímida.
- Ah si? Que bien no Jade? Que edad tienes?- Pregunté con una gran sonrisa para darle un poco de confianza.
- Si, Jessica es mi prima favorita, ah y tengo nueve años- Dijo esta vez mas segura de si misma.
Yo simplemente asentí y sonreí, ella me lo agradeció con una sonrisa.
Parecía todo un angelito, era tan adorable.

Nos quedamos un rato en el parque, en la zona de niños, ya que Jade quería columpiarse. Mientras ella jugaba con otra niña, Jess y yo hablabamos, ya saben de todo.
De golpe, oímos un golpe y un grito.
- Oh no, es Jade?- Dije.
Jess solo me miró con algo de miedo.
- Si, pero ella no es la que ha caído, ella la ha empujado.- Dijo girando la cabeza, nada sorprendida.
Pude observar una gran escena, una niña rubia de su misma edad, tirada en el suelo llorando como si la estuvieran matando, mientras Jade reía encima del tobogán y una mujer, posiblemente la madre de la pobre niña que Jade había arrojado, consolando a su hija, mientras maldecía a Jade.
Junto a Jess nos dirigimos a esa trágica escena. Jess se disculpó con la madre y obligó a Jade a disculparse con la otra chica.
-Jade otra vez empujaste a una pobre niña por el tobogan? No hablamos de eso?- Dijo Jess enfadada.
- Esa era una maldita, se me adelantó- Dijo Jade sin ningún remordimiento. Lo cual me sorprendió, no era para nada la niñita indefensa que parecía al principio y mucho menos aquel angelito tan adorable, pensé.