Esperanza

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Key no se atrevía a darle de vuelta la invitación a Minho, era cavar su propia tumba. Rompió su promesa (no literalmente, porque Minho le dijo que no lo mencionara, más no que no lo invitara) pero estaba en juego sus pelotas. La boda se celebraría en una semana y no estaba muy seguro de dársela. Minho no lo invitó, y sabía muy bien que estaba haciendo mal. Cinco días fue lo que tardo en tomar el valor y pararse frente a Minho. No estaba seguro como reaccionaría, pero de que se enojaría, eso sí era evidente. Sin embargo, fue peor de lo que esperaba.

-Minho, necesito hablar contigo. No quiero que te enojes, lo hice por el bien de los dos-Key se mordió su labio inferior y sus manos temblaban- Sé que no debí meterme, pero realmente necesitaban ayuda. Ya no puedo verlos a los dos sufriendo por tanto tiempo. Necesito que estén juntos o definitivamente se superen...

-¿Qué hiciste Kibum?

-Yo solo...- Key le tendió la invitación, y este frunció el ceño. Minho pensó al momento que Key estaba rechazando la invitación a su boda

-¿Qué esto?

-Tan solo léela

Minho tomó la invitación, no vio nada fuera de lo común hasta que miró el reverso. Ahí estaba aquella letra que jamás olvidaría. Una punzada en el corazón fue lo que sintió al momento de ver aquella letra sin saber que decía. El aliento se fue, cuando leyó las primeras palabras y las lágrimas no tardaron en salir al leer lo último de esta. Su llanto no ceso, los hipidos fueron cada segundo más fuertes, la falta de respiración lo puso rojo. Sentado en el escritorio de su oficina, de un solo movimiento, tiró todo lo que había en él. El llanto fue más fuerte y los gritos asustaron a Key. El nombre de Taemin fue dicho incontables veces. Key se acercó y abrazo por la espalda a Minho, este no hizo nada, tan solo se dejó estar. En ese momento no podía pensar o reaccionar ante nada. Tan solo dolía demasiado leer "Nunca fui tuyo", fue una daga caliente clavándose en todo el cuerpo, dejando heridas punzantes abiertas. El llanto llego a las náuseas, al mareo y sin más, ahí sentado su cuerpo se puso lánguido. Key se asustó aún más y llamó a la asistente de Minho, pidiendo el botiquín de primeros auxilios. Un pedazo de algodón impregnado de alcohol, fue deslizado por la nariz del moreno, una toalla húmeda fría, puesta en la frente. Poco a poco Minho fue reaccionando, saliendo aquellas lágrimas de nuevo de sus ojos.

-¿Porqué Key? ¿Porqué hiciste esto?

-Yo solo quiero ayudarlos, mira cómo te has puesto. Necesitas hablar con él y dejar en el pasado toda esa situación. Ambos están igual, sufriendo como idiotas.

-Llámalo y dile que venga, por favor

-Pero... no lo lastimaras ¿verdad?

-Tu provocaste esto Key, ahora no me pidas que no haga nada. Tengo que resolverlo. Son dos días para mi boda, dos días y me haces esto. Dime ¿qué quieres que haga?

Key no estaba seguro de lo que pasaría en aquella oficina, pero no tenía otra opción. Minho tenía razón, él era el responsable de todo esto. Sin pensarlo mucho llamo a Taemin, pidiéndole que fuera a su oficina, que era muy urgente que se presentara con el ese día. No le dijo que Minho lo buscaba, conociendo a Taemin se negaría a verlo. Un último suspiro al colgar el teléfono y la última esperanza de que aquellos dos se comportaran como adultos.

Taemin no dudo mucho en ir. Sabía que Key algo le ocultaba y estaba cien por ciento seguro que vería a Minho. No pensó mucho en lo que llevaba puesto, tan solo quería llegar a la oficina de Key lo antes posible. Quería terminar de una vez por todas con esa incertidumbre. Estaba consciente de que el pasado había sido una mala jugada para ellos, necios y tontos, dejaron que su orgullo sobrepasara el amor que aun sentían.

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