Prólogo

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Las olas del mar acarician sus pies mientras mira fijamente el horizonte. Su mirada se pierde entre recuerdos lejanos y le pregunta a la Luna que ilumina su cara si ha obrado bien. En su interior, es el corazón quien le dicta la sentencia, el precio que tendrá que pagar por su acción. Aunque todo dolor cesa cuando escucha su risa. Vuelve a inhalar el aire y echa la vista atrás. La casa no está lejos, tan solo sería dar la vuelta y volver a entrar en ella, refugiarse en los dulces brazos del hogar.

Pero eso no sería lo correcto.

Avanza en silencio hasta el bote. Dentro tiene todo lo necesario para llegar a Monterno en un par de días. Ya lo ha hecho más veces aunque esta es la primera que lo hace sin más compañía que las estrellas.

Dirige una última mirada a la casa. Nadie parece percatarse de su falta, hasta que escucha su voz.

-Te vas.

Maldice en silencio. No quiere enfrentarse, no quiere que su último recuerdo sea el de una pelea.

-Es lo correcto, debo irme.

La silueta se acerca y se despide con un suave beso. Solo hace falta el  roce de sus labios para que su determinación flaquee. Pero resiste. Se miran con intensidad, absorbiendo todos los detalles de sus rostros, memorizando sus cuerpos.

Suelta su mano y se monta en el bote, sin dejar de mirar la triste figura que observa desde la playa.

El mismo mar que los juntó ,los separa.

Para siempre.

La hija del Capitán FerghDonde viven las historias. Descúbrelo ahora