EL INICIO.

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Lunes 12 de octubre.

Es un lindo día en Yorktown, los pájaros cantan, las flores brotan, es el tiempo perfecto para jugar a la pelota. Y así lo hacía Miguel, un niño bajito de 14 años de la Escuela Ercilla de Alonso. Estaban en recreo, por lo que alcanzaron a jugar un partido, hasta que la campana tocó.

—¡A LA SALA, CHICOS!—les gritó el profesor.

—¡Ya, después seguimos!—le dijo Miguel a su mejor amigo Bryan.

—Dale—le respondió Bryan.


...

Ya todos en la sala, procedieron a hacer el saludo.

—¡Buenos días!—Saludó Luis, alias Luchito, el risueño profesor jefe del curso, a sus alumnos.

—¡BUENOS DÍAS PROFESOR!—respondieron sus alumnos al unísono.

—Tomen asiento.

Y eso hicieron. El profesor escribió ejercicios de matemáticas en la pizarra para que los resolvieran. Zamorano, el más inteligente del curso, poseía una inteligencia por encima de los demás debido a su gran cerebro, por lo que fue el primero en responderlos.

—Ya terminé, profesor. Mi margen de error es de 2 por ciento—Zamorano, como siempre, estaba listo antes que todos.

—¡AGH, MALDITO ZAMO!—Exclamó Fito, otro alumno del curso. Poseía el poder de teletransportarse.

—(Mejor espero a que el profesor dé los resultados...)—Miguel decidió que no valía la pena resolverlos ya. Se dió vuelta a conversar con sus mejores amigos, Bryan y Nicolás Castillo.

Ya pasados unos minutos, el profesor detuvo la clase para hacer un importante anuncio.

—Muy bien niños, este día Viernes se va a realizar una evaluación especial, donde se pondrán a prueba sus habilidades, o poderes.

—¡¿QUÉ?!—exclamaron en coro.

Cada alumno tuvo una reacción distinta, pues esto no se había hecho desde hace muchos años. Y no era para menos, pues cada alumno poseía una particularidad que, con un poco de entrenamiento, se le podía sacar bastante provecho.

—Chicos, es un examen necesario—les explicaba el profesor—El gobierno nos exige tener sus habilidades evaluadas.

—(Pero yo no tengo ninguna habilidad o poder especial...)—pensaba Miguel.

La reacción que mas impactó al profesor Luchito fue la de Alejandra, una alumna tímida y de baja estatura, la cual había empezado a utilizar anteojos especiales desde hace un par de años.

—(Ay no, no una evaluación—pensaba nerviosa Alejandra—...quizás qué me irán a decir...)

Ella había heredado los rayos láser, pero no sabía controlarlos, por lo que estar sin esos anteojos podía resultar peligroso.

—Así que eso, prepárense para el viernes—terminó de explicar el profesor—. Ahora saquen sus cuadernos.

...


Ya finalizada la clase, y a 4 días de la evaluación de habilidades, Miguel volvía a su casa junto a su amigo Bryan.

—Oye, ¿que hago si no tengo ningún poder?—preguntó Miguel a su amigo.

—No sé, pero algo deben tener preparado para eso, ¿no?—le respondió Bryan.

—Ojalá...—Miguel suspiró algo preocupado.

Miguel MuñónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora