LA DESESPERACIÓN, parte 2.

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Miércoles 14 de Octubre.

12:30 pm.

El agua estaba tibia y agradable. Las paredes y el espejo del baño se empañaban debido al vapor que provenía de la tina. Era el baño, el lugar perfecto para que Luchito pensara las cosas. Estaba muy preocupado por Miguel, ya que sentía un gran afecto a hacia todo su curso, pero nunca se esperó algo así. Con todo lo del examen, unos conflictos aquí y allá con el director de la escuela y algunos colegas, se sentía estresado. Y ahora se sumaba lo de Miguel. Necesitaba un baño de tina caliente. Limpiarse de todo y pensar. Más que nada, relajarse.

De a poco se introdujo en la tina, hasta quedar completamente acostado en ella. Vaya que se sentía bien.

—(...no te preocupes, Luis...todo terminará bien...Dios hace las cosas por algo...—se decía a sí mismo en su mente—...relájate, ordena tus pensamientos...tus prioridades...si no estás bien tú, no podrás dirigir bien tú curso...)

Pensamientos así pasaban por su cabeza, a la vez que su cuerpo se relajaba cada vez más. Cerró los ojos y simplemente se dejó llevar. Hasta que se quedó dormido.

...

ring ring~

—(...)

ring ring~

—(...Qué pasa...—Luis miró a su alrededor, seguía en el baño y su celular sonaba—...me quedé dormido... quién será...)

ring ring~

Se levantó y salió de la tina. Con una toalla cubrió su cuerpo, el cual se encontraba arrugado debido a la humedad. Estiró su mano y levantó su celular.

—(...Mmm...la Paulina...)—pensó, para luego contestar la llamada—¿Aló?

—¡Hola Lucho!—contestó Paulina, la simpática y jóven profesora de lenguaje—¡Miss! Tenga cuidado con mi libro, por favor.

—Hola, ¿que pasó?—preguntó extrañado el recién bañado—, ¿estás con la Miss?

—Si pues, ahora íbamos a la reunión, ¿tú vas?

Recién ahi, Luchito prendió el foco. Recordó que, después de que cancelaron las clases por el día, habían agendado una reunión de profesores en la escuela. La cuál, justamente, era hoy.

—Yeah, man...are you going?—se escuchó de fondo la voz de la Miss Sylvia, la profesora de Inglés. Le gustaba hablarle en inglés a sus colegas, con ese tono chistoso que la caracteriza, a pesar de tener ya bastante edad.

—Obvio voy, ¿a qué hora era?

—Es en media hora. A las 4—respondió Paulina.

—¡SON LAS 3 Y MEDIA! ¡dormí demasiado!—gritó espantado Luis.

—Ya, apúrate mejor...te esperamos...

—Yeah, come on man, we'll wait for you, bro!

—¡Ya, gracias! ¡nos vemos!—se despidió Luchito y cortó la llamada.

3:30 pm.

Rápidamente salió del baño y corrió a vestirse. No podía perderse está reunión, era el protagonista de esta, prácticamente. Después de todo, es SU curso el que se va a evaluar, y es su curso el que pasó por un grave accidente. Tenía ganas de ir y recriminarle todo al director. Todas esas veces que Luchito advirtió sobre la mala infraestructura de la escuela, y en especial, de su sala, pero que no le dieron bola. Aquí estaban las consecuencias, y el no se iba a quedar callado.

Miguel MuñónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora