Victor siempre gana

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Yuuri jamás pensó que llegarían a esto.

Cuando Victor dijo que adoptar una mascota sería la mejor idea para unir más a la familia simplemente estuvo de acuerdo. Ambos amaban los animales y su pequeño Yurio había mostrado recientemente un gran interés por ellos también. Y siendo que de vez en cuando parecía que no había nada que pudieran hacer juntos por sus distintas personalidades, Yuuri creyó que esta era su oportunidad para crear un lazo con su hijo.

Ahora, que la idea que Yuuri tenía era de un tranquilo viaje hasta la tienda de animales, mirar los distintos animales por uno o dos minutos, a lo máximo, y entonces, como obra del destino, los tres mirarían hacia alguna vitrina y sabrían que el pequeño animalito que ahí estuviera sería el indicado para llevar a casa.

Ridículo. De verdad.

Yuuri quiso golpearse por lo tonto que había sido al pensar eso. Si bien, Yurio se había tomado bastante bien la noticia de adoptar una mascota, él había declarado que sería un gato. Uno pequeño y suave.

Y aunque Yuuri no sentía especial interés por los felinos lo habría aceptado con tal de ver feliz a su Yurio.

Lástima que Victor no pensara lo mismo.

—Tendremos un perro.

—¡No quiero un perro, quiero un gato!

Yuuri se encogió en su lugar ante el estruendoso grito del más joven.

—Los gatos son tontos, tendremos un perro.

Al menos Victor guardaba la calma. Desde el inicio de la pelea no había hecho más que pararse recto frente a su hijo y cruzarse de brazos para comenzar a rebatir con voz firme.

—¡Nooooo!— chilló el rubio —¡Tú eres tonto! ¡Quiero un gato! ¡Gato, gato, gato!

—Los perros son más cariñosos, lo único que te dará ese tonto gato serán rasguños cuando trates de abrazarlo. Díselo, Yuuri.

Yuuri no lo hizo. Estaba un poco sorprendido de ser metido de nuevo a la conversación. Su nombre había sido mencionado al inicio de la pelea, cuando padre e hijo le gritaron para que diera su opinión sobre la cuestión ¿qué era mejor, perros o gatos?

Después de que Yuuri tartamudeara que todo lo que importaba en la vida era el amor, ellos decidieron que su intervención era inútil y siguieron con lo suyo, ignorándolo.

—¡Papi!— Yurio lo miró con sus grandes ojos verdes llenos de lágrimas y entonces tuvo que intervenir.

—Ah, ambos son igual de buenos. Sé que hay algunos gatos que disfrutan mucho de los mimos— sonrió. —Pero un perro también suena lindo. Quizás solo tenemos que ir a la tienda y ver a algunos de los animales que están ahí, si hay uno que nos agrade a los tres, lo traeremos a casa, independientemente de si es un gato, un perro o un pez.— terminó satisfecho.

Miró a sus dos chicos favoritos y decidió que ambos parecían estar de acuerdo.

Mientras salían del apartamento y se dirigían hacia el elevador escuchó a Yurio susurrarle a Victor un "Dijo gato primero, seguro será un gato", pero lo ignoró. De la misma forma que ignoró las quejas de Victor al sentir las patadas que Yurio le proporcionaba a su asiento de manera "accidental".

Cuando por fin llegaron a la tienda de mascotas Victor y Yurio fueron los primeros de salir del auto, dejándolo a él con la tarea de cerrar sus puertas y ponerle seguro al auto. Y cuando él pudo entrar a la tienda no vio más que borrones rubios y grises recorrer el lugar sin parar.

Les tomó cuarenta y cinco minutos de búsqueda, peleas y algunos gritos, hasta que Yuuri decidió que era suficiente y se acercó a la dependienta para pedirle que le mostrará los cachorros. Ella lo llevó hasta una sección algo apartada del lugar y le mostró jaulas de perritos, gatitos y algunos conejitos, distribuidos a lo largo de la pared. Todos pequeños y bonitos.

Miró cuidadosamente cada uno, a veces acariciando la cabeza de alguno, y sonriendo por la ternura. Y entonces lo vio. Pequeño, marrón y de apariencia de peluche.

Lo tomó entre sus manos.

—Ah, es un caniche. Tiene tres meses.

Yuri lo acercó a su rostro. El cachorrito lo miró tímidamente con sus pequeños ojos de botón.

—Es lindo.

Yuuri ni siquiera notó cuando su familia se acercó a él. Le sonrió a Victor, quien miraba al cachorrito como si fuera la cosa más tierna del mundo, quizás lo era, después de Yurio, por supuesto.

Yurio miraba todo desde su lugar, a un lado de su papi Yuuri. Jaló del suéter de Yuuri para llamar su atención y se sintió complacido cuando el japonés le sonrió y le acercó al pequeño caniche.

El rubio acercó su rostro al cachorro para observarlo mejor y se alejó sobresaltado cuando este le lamió la nariz.

Sus padres lo miraron cuidadosamente.

—¡Lo amo!— gritó.

Yuuri sonrió, Victor saltó emocionado y la dependienta soltó un suspiro aliviada.

—Muy bien, entonces llevémoslo a casa.

Les tomó media hora más salir de la tienda, Yurio y Victor tomándose su tiempo para escoger los accesorios necesarios para el cuidado del nuevo integrante de la familia.

Y cuando Yuuri pensó que todo estaría bien, un nuevo problema salió. El nombre del cachorro.

—Yo creo, ya que fue Yuuri quien escogió a este bebé, que yo debería elegir el nombre. —Victor dijo poniendo cara de sabelotodo y acomodándose en el sofá del apartamento. —Y será Makkachin.

—¡No! Yo elijo el nombre— Yurio miró furiosamente a su padre. —¡Va a llamarse Gato!

—Yurio, no puedes poner tus deseos frustrados en el pobre Makkachin. Además, ser llamado gato es un insulto para los perros.

Más miradas furiosas hacía Victor.

Yuuri suspiró. En realidad, Yuuri sabía que esta era una pelea que no valía la pena, decidió comenzar a hacer la cena mientras escuchaba los gritos de los hombres que amaba, finalmente Yuuri sabía que el cachorro terminaría llamándose Makkachin, porque si había algo que ni él ni su Yurio podían rebatir, era que Victor siempre ganaba.

❄❄❄

Hola ♡ 

Espero que les haya gustado el cap :)


Familia Nikiforov-KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora