Baje las escaleras precipitadamente, en cuanto abrí la puerta de la entrada me encontré a James con la mano en un puño y su brazo alzado dispuesto a tocar la puerta, reí al encontrarlo en plena acción, por lo cual el saco una sonrisa. James es mi mejor amigo desde que tengo memoria, nos conocimos en el preescolar a los 5 años y desde entonces hemos sido inseparables; nunca he sido una persona de muchos amigos, la verdad es que jamás he sido buena entablando conversaciones con las personas y mucho menos con mujeres, pero no necesito mas amigos, con james es más que suficiente.
¡¡JAMIE!! – Grite lanzándome a sus brazos y rodeando su cuello con los míos - ¿Qué haces aquí? – dije sonriente a la vez que lo liberaba de mis brazos.
-Wow niña pensé que moriría asfixiado- dijo sobándose su cuello - ¿te imaginas? "Chico muere asfixiado por su mejor amiga luego de no haberse visto por ocho meses"- dice riendo y yo no pude evitar reír también.
¿Cómo estas pequeña? – dijo luego que parara un poco la risa
-Muy bien y ahora mejor porque estás aquí, aunque todavía no respondiste mi pregunta- se removió un poco incómodo y alboroto su cabello castaño
- Debo admitir que quería hacerte una sorpresa, pero la que me sorprendió fuiste tú cuando me entere que adelantaste la mudanza, así que vine a echarte una mano – un carraspeo llevo mi atención a un poco más atrás de James, donde estaba parado un señor con el uniforme del equipo de mudanza y una tabla en la mano
- Buenas ¿Nicole Thompson?- dijo mirando la tabla
- sí, soy yo – el señor asintió y me paso la tabla para que firmara, lo hice y acto seguido empezaron a meter las cajas y algún que otro mueble a la casa ya que esta había venido en su mayoría equipada.
James miro todas las cajas que estaban puestas en lo que próximamente seria la sala – Bueno... - dijo sentándose frente a una de las cajas- manos a la obra
******
Me encontraba limpiando con la música a todo volumen, ya llevaba dos semanas en mi nueva casa, aun no conocía a todos los vecinos pero ya me había topado con los de la casa de enfrente hace unos días y luego de las presentaciones me invitaron a cenar con ellos en unos días.
Limpiaba los vidrios de las mesas y las ventanas con paciencia, luego pase por los muebles y por ultimo por la biblioteca, pase el trapo con el producto por encima de esta, me fije en un libro mal puesto que se encontraba junto con la sección de fantasía; si, organizaba mis libros por género.
James había estado viniendo todos los días para ayudarme aunque más que ayudar se burlaba de mis fotos de pequeña, al principio intente enojarme con él pero es difícil enojarse con James y más aún cuando su risa es tan contagiosa; Así que cada tanto nos encontrábamos riendo en el piso de la casa.
Luego de quitarme una lágrima que salió de mi ojo izquierdo y tomando mi estómago con fuerza, me levante del suelo y dije:
-Ya vengo. Me acorde que encontré unas cajas en el ático
- Te acompaño, conociéndote la caja te llevara a ti- dijo soltando una fuerte carcajada, rodé los ojos y le lance una mirada desafiante
- Ja ja – reí sarcástica, aunque eso solo provoco que su risa aumentara, porque sabía que era verdad
- Okey, me callo- dijo sonriendo
Al llegar a la habitación con James detrás de mí, tome el cuaderno que se encontraba sobre una de las cajas y me senté en la cama.
-Estas cajas no las había visto antes- dijo James
- No son mías, ya estaban aquí cuando llegue, todas las cajas que ves allí- apunte la cajas que estaban en la esquina- están repletas de maravillosos libros
- ¿Y ya sabes de quién son?
- Me imagino que son de los dueños anteriores, pero la verdad no sé, para eso tengo esto- sacudí el cuaderno que tenía entre las manos y de este salió una foto vieja, era de un joven muy guapo, como de 20 años y al fondo tenía un enorme barco y mucha gente. Le di vuelta a la foto y decía "1940, puerto de Londres"
- Creo que ya tienes una pista – dijo James ahora con curiosidad por saber a quién pertenecían todos esos libros
Me senté en la cama dispuesta a descubrir el dueño de esos hermosos libros y James se acostó a mi lado
-Ya puedes comenzar- dijo James a mi lado cuando se dio cuenta de que no estaba leyendo en voz alta
- ah – exclame – ¿es que tú quieres que te lea? – dije riendo a lo que el asintió fuertemente mientras cerraba los ojos
...Hace algún tiempo le pregunte a mi abuelo como conoció a mi abuela, la mujer que me crió hasta mis 18 años, pero hasta hoy jamás se me había ocurrido pasarlo a papel. Así que aquí esta, la historia de un hombre italiano llamado Carlo y una mujer francesa llamada Colette...aunque esta historia la esté escribiendo yo, la voy a contar como me la contó mi abuelo hace 8 años...
1940:
Le pague al fotógrafo, tome la foto, la maleta y me dirigí a la rampa para abordar al "Travesía" que iba con dirección a los estados unidos de América, el país de los sueños cumplidos o así era como le llamaba el primo Dante en sus cartas mensuales que llegaban a Italia.
Ya había pasado la sección de seguridad y ahora podía esperar tranquilamente el embarque al majestuoso barco. Uno de los encargados del travesía empezó a pasar a la gente, mientras otro nos dirigía a nuestros camarotes, al encontrar el mío pude apreciar desde la puerta una habitación blanca con una litera contra la pared del fondo, un closet de madera poco estable y una pequeña mesa bajo la escotilla. La habitación era simple pero era suficiente para un mes en alta mar.
Luego de dejar mi equipaje sobre la cama, el cual era solo una maleta de cuero marrón muy gastada por el tiempo y la cual tenía un pequeño agujero a causa del viaje de Italia a Inglaterra, fui a la cubierta para ver a la gente despedirse, aunque yo no tuviera nadie de quien despedirme. Había dejado todo en Italia para irme a vivir a los estados unidos y probar mi suerte.
-un messe tra le onde- respire el olor del mar y exhale (un mes entre las olas)
Tuve que detener mi lectura debido a que mi queridísimo compañero de se había quedado dormido profundamente en mi cama y seguramente si continuaba se iba a molestar por no hacerlo parte de la historia. Decidí también dormirme ya que era tarde y me acosté junto a James pensando en aquel hombre de la historia y después de unos minutos me deje llevar por el encanto de Morfeo imaginando como sería la vida en 1940
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Dedicatorias olvidadas
RomanceNicole, una estudiante de letras y amante de los libros se muda a su nueva casa y lo que encuentra en ella solo podía cambiarle la vida ¿La ayudará en su carrera? O tal vez ¿En el amor? **** ...es increíble la manera en la que puedes llegar a amar a...