"Una Realidad Hermosa"

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Capítulo 5: Una realidad hermosa.

Los niños eran felices. Dean disfrutaba mucho el jardín y pronto se convirtió en el más inteligente del grado. No hacía travesuras, eso le llamó la atención a Castiel, pues el Dean adulto siempre las hacía a su hermano e incluso a él. Pensó a qué se debía esto y le preguntó a la tía, ella le respondió:

—Los niños traviesos, generalmente, buscan llamar la atención de sus padres o de sus seres queridos. Si a un niño lo llenan de atenciones como usted lo hace, difícilmente será un travieso. Dean no es travieso, señor Castiel, es un chico muy inteligente, cariñoso y protector. También, es muy obediente. Es un niño feliz, usted ha hecho un gran trabajo.

A Castiel eso le impresionó, considerando que no tenía idea de las necesidades de dos cachorros humanos. Sin embargo, parecía que la mujer académica tenía razón en cuanto a Dean. No todo, pero sí, en lo importante.

Los chicos acoplados a su nueva vida por completo, comprendían que su familia eran ellos tres y la querían como si fuera lo más preciado del universo, o, en este caso, de sus pequeños mundos. Castiel no se veía tan perdido con esta revelación poderosa. El asunto de la bruja lo tenía muy preocupado, pero comprendía también la cuestión familiar y sentía algo muy fuerte dentro de él, que le dictaba seguir cuidando a los infantes sin importar nada más, ni maldiciones, ni brujas, ni monstruos, dioses, demonios o cualquier cosa que se apareciera. Él cuidaría de ellos como lo haría una familia, pero no como su familia angelical donde todos se traicionaban, sino como la familia Winchester. El alma y la convicción de la familia Winchester sería su espíritu de cuidado.

Castiel cuidó de esta manera por una semana, luego se volvieron semanas. La bruja, ninguna, ni luces. Recordó que los cazadores a veces demoraban meses en encontrar una pista de algún enemigo. Eso lo dejó pensando en buscar ayuda de otros cazadores, pero quién, no conocía a ninguno vivo. Era peligroso también, porque no conocía ese mundo, ni en quienes podía confiar en realidad.

Estaba solo, al menos entendía los balbuceos de Sam, pero eso pronto cambió.

—Cas —pronunció un día Sam.

Castiel pensó que era una alucinación auditiva.

—Cas —volvió a repetir el bebé.

—Hola Sam, ¿necesitas algo?

—Cas.

—Sí, ese es mi nombre, aunque en realidad me llamo Castiel.

—Cas.

—Me puedes decir Cas, Dean me dice así.

—Dean.

—Ese es el nombre de tu hermano, pero eso tú ya lo sabes, ¿no?

Sam sonrió divertido y baboseó su puño. Castiel no le dio importancia, porque tenía esa costumbre, pero pasado los días, se dio cuenta que Sam no le respondía las preguntas que le hacía. El habla, terminó con lo poco del Sam normal que quedaba dentro del bebé y eso fue el preludio de los cambios.

Primero, Castiel debió pensar muy concienzudamente, si se quedaban en el búnker como casa o se iban a vivir fuera, como una familia humana cualquiera. El problema de eso, era que, no eran una familia cualquiera, ni siquiera normal y tampoco tan humana si lo contaban a él ¿Qué hacer entonces? Tarde o temprano, alguien los iba a ver y descubrirían su ubicación, pero también, ese lugar era el más seguro de la tierra para seres sobrenaturales. Decisión difícil y complicada, considerando el peligro de tener a dos infantes, que no podían defenderse solos. Debía tomar esa decisión de forma muy delicada.

Que los niños tuvieran un ángel guardián, o sea a él, ya era una ventaja, pero mientras estuvieran en la escuela, no podría vigilarlos y eso era peligroso. Eso lo tenía indeciso, sin saber qué hacer al respecto. No podía estar en todas partes, solo Dios podía hacer eso, no un ángel como él.

Bendita Maldición (Destiel-Dadstiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora