"Determinación Winchester"

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Capítulo 8: Determinación Winchester.

Sam y Dean siguieron tan habilidosos como siempre. Aprendían con una velocidad increíble todo lo referente a los cazadores y Hombres de Letras. Entre más estudiaban, más se fascinaban con el hallazgo. Castiel se vio sobrepasado, cuando comenzaron el aprendizaje de los hechizos, Dean no desperdiciaba nada. Por un tiempo, estuvo tranquilo sin sacar las cosas a flote o mejor dicho "ponerse raro", pero cuando aprendió a inmovilizarlo con esposas enoquianas, la cosa se puso peliaguda.

—¿Qué haces? —preguntó confundido Castiel.

Estaban en la sala del búnker, parados a un lado de la mesa del mapa y las manos del chico se movían sobre él.

—Pues, aprendiendo el arte de los encantamientos de anulación. Tengo que probarlo con un ser sobrenatural y como el único que tengo a mano eres tú, por eso... —respondió Dean con simpleza.

—Ah, entiendo... pero, ¿por qué me quitas la ropa?

—Quiero ver si tienes lo mismo que yo.

—Claro que tengo lo mismo que tú ¿Por qué no lo tendría? Mi recipiente es de un humano.

—Ah, por eso.

—Por eso qué.

—Por eso eres igual, pero tú tienes alas, ¿por qué no se ven?

—Hay personas especiales que pueden verlas.

—Yo soy especial.

—No en ese sentido.

—Quiero verlas.

—Te las mostraré.

—No, quiero verlas por mí mismo.

—No creo que puedas Dean.

—Claro que puedo.

Castiel lo quedó mirando confuso. No era cosa de querer o no verlas, simplemente no podía y punto.

—No se me ocurre otra forma de que las veas Dean.

—A mí se me ocurren varias.

—¿Cómo cuáles? —Castiel ladeó la cabeza, confundido.

Dean sintió derretirse con esa acción del otro y sus mejillas se encendieron.

—¡No hagas eso! —chilló el chico.

—¿Qué cosa? No te entiendo nada Dean.

Dean pegó un chillido, luego un largo suspiro y se dejó caer en una de las sillas.

—Cas, escúchame lo que te voy a decir... Estoy locamente enamorado de ti.

—¿Eh?

Tuvo que esperar bastantes minutos para digerir la confesión de Dean.

—¿Cas?

—¿Eh?

—¡Cas!

—Sí.

—¿Comprendes lo que te dije?

—Este, nooo...

—Ya sé que crees que no soy gay, pero sí, lo soy, porque estoy loquito por ti.

—Mmmmh, técnicamente no soy un hombre, soy un ángel sin sexo por eso...

—Corta el rollo.

Dean tomó su rostro y le dio un beso arrebatador con lengua. Castiel no supo cómo lo alcanzó tan rápido. Un ser celestial, siendo reducido a la nada por un niño, adolescente, pero niño al fin. Debían ser efecto de las esposas enoquianas. Fue cuando reaccionó. Lo apartó de él con delicadeza para mirarlo a la cara.

Bendita Maldición (Destiel-Dadstiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora