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Una semana después...
Una semana después...
¡Y me sentía malditamente aburrida!
Protagonista
No se por que pero últimamente mi estadía aquí se estaba haciendo, rutinaria, lo cual si te planteas es, es, es ridículo por que llevo aquí toda mi vida cada día haciendo lo mismo, contando cada hoja, cada rotura en las paredes, árboles, no entendía por que me sentía así. Tomando en cuenta que era mi cumpleaños.
Red: te van a salir arrugas si piensas tanto -pico una de mis mejillas-
Yo: tengo 10 años
Red: 11 además, las mujeres exitosas como yo ya nos cuidabamos a esa edad
Yo: -suspire-
Me levante al pensar que era suficiente tiempo tirada sin hacer nada en el sillón y tome la única arma que sabía manejar, el bendito arco en el que tarde más de 3 días, ¿valieron mis esfuerzos y todas las astillas por las que pasé?, la verdad, si, no saben lo fácil que era tirar flechas para bajar las frutas ya que antes tenía que estrictamente trepar y trepar, con suerte no terminaría contra el suelo y si no fuera colmo dos frutas.
Red: ¿y ahora a donde vas?
Yo: a buscar provisiones, ¿que no vez que ya casi no tenemos comida?. Aunque te alimentes de mi, debería interesarte
Red: no te dejarías morir así que no me preocupa para nada.
Suspiré de irritación mientras acariciaba mis sienes para no clavarle una flecha en la frente, aunque de nada serviría tomando en cuenta que no es una forma física en sí.
Red: niña, puedo oírte.
Yo: hasta luego -mencioné saliendo por aquella gran rama que atravesaba la casa-
(...)
¿Cuanto llevaba aquí? , era un tiempo que mi edad contaba, ¿cuanto más pasaría aquí?, mi mente quería creer que en algún momento encontraría la forma de irme de esta maldita isla, vivir... Sin el temor de que eso, volviese en cualquier momento a aparecer; mientras caminaba y miraba el gran cuerpo de agua a mi lado solo pensaba en cuanto podría soportar nadando para atravesarlo, ¿cuanto me tomaría llegar a su fin?, ¿lo tenía?.
Llegue finalmente a la parte de la isla donde se encontraba varios árboles de frutas, ya mucho tiempo atrás había intentado cambiar de comida pero no era muy fácil cazar peces con mi tamaño, si me adentraba mucho no podría disparar la flecha y además secarme seria un problema, comencé a buscar plátanos y al encontrarlos tire la flecha viendo como la rama de estos caia, proseguir a tirar naranjas, manzanas, sin embargo al llegar al mango mi cuerpo tembló y mis ojos se abrieron como platos.
