Probablemente, tal vez

La Carta de Renata

"No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti."
----Fragmento de "No es que muera de ti" por Jaime Sabines.----

Veo que has descubierto algo importante de mi vida, sé que te he guardado muchos secretos sobre mí y es por eso que he accedido a contarte esta historia tan mía, tan valorada y tan ingrata como la vida misma. Son pocas las cosas en esta vida las que nos hacen cambiar para siempre y más aún cuando estos motivos son originados por alguien y no por algo. Mi querida Renata, estos son los sucesos que por muy pequeños que fueron, me cambiaron por siempre.

Todo inició durante una más de las tantas mañanas en que íbamos a alfabetizar a los niños pobres de la ciudad, yo estaba durante mis dos horas de recreo mientras oía la absurda conversación de Marina. El sol ardía como nunca, algo típico en mi ciudad,  y sin importar eso yo estaba muriendo por jugar un buen partido de basket, interrumpiendo a Marina, pregunté si conocía al chico de la cancha que estaba usando el único balón de basket disponible en el lugar, la respuesta fue más que completa, Marina describió al tipo como si fuera un producto en remate por el que se mueren por vender pero, al escuchar tanto de él mi curiosidad me venció y antes de una reunión, me acerqué al misterioso chico y con entusiasmo, dije:

-Soy Alejandra, te gusta Star Wars? Marina me dijo que sí así que ni lo niegues, mira- exclamé mientras le mostraba con los brazos extendidos mi libro basado en la saga- verdad que está increíble?

Se lo había mostrado a propósito, Marina me había dicho que León era muy tímido y callado por lo que decidí demostrar que conmigo, cualquiera habla. Me fijé en el brillo de sus ojos verdes al analizar el libro que le había prestado, la emoción era algo que las comisuras de sus labios no podían restringir y al verlo muy interesado por su actitud decidí quitarle el libro, por otro lado, si interrumpía su análisis literario esa extraña conversación  quedaría a medias, por lo que decidí quitarle el libro, así él me volvería a hablar.

-Bueno, ya me tengo que ir, nos vemos luego- le dije con una sonrisa, a lo que el contestó:

-Espera, dónde lo compraste?

-No sé, es un secreto

Ese día no pude dejar de pensar en él, hablarle me había dejado emocionada y por alguna razón, sentí como si ya lo conociera, sentí como si no fuera necesario presentarnos, intuí que le gustaba la música retro y los clásicos de la literatura, intuí que le gustaban los superhéroes y que coleccionaba cómics, intuí tanto que al llegar a casa anuncié que había hecho un amigo nuevo, uno interesante.