[capítulo primero]

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Querido Will:

La vida no es sencilla. Eso ya es sabido. Todo es difícil, y si logras alcanzar lo que quieres, todo se vuelve más complicado luego.

Eso me ocurrió a mi.

Todo comenzó con la muerte de mi madre. Mi hermana y yo fuimos enviados a un hotel, del cual no sabía nada. No conocía a padre, solo tenía a mi hermana, mi único apoyo.

Cuando salimos de ahí creí que todo cambiaría. Cuánto me equivocaba.

Cuando conocí a Percy, pensé que tal vez ahora sí estaría a salvo. Pensé que él era mi héroe de brillante armadura, él que me salvaría.

Prometió cuidar a mi hermana, en cambio. Lo juró por el río Estigio. Y Bianca murió, no supe como, y tampoco quise.

Él la dejó morir.

Nada cambió luego de eso. Descubrí que era hijo de Hades, del mismísimo Hades, dios del Inframundo. Rey de los muertos.

La muerta de Bianca dejó un vacío en mi interior, que solo ocupé pensando maneras en resucitarla, traerla de vuelta, y saber porque me había dejado.

Culpé mucho a Percy por su muerte, sin saber que fue ella quién se sacrificó.

Fui al Tártaro. Pasé allí mucho tiempo, solo. Sin saber que hacer. Sin comida. Sin agua. Sin ganas de vivir.

Logré salir de allí con ayuda, apenas viviendo.

Estuve encerrado en una vasija, sin nada que me alimentara más que unas semillas. Esas semillas fueron lo único que me mantuvieron con vida.

Tuve que cargar con una estatua y dos personas más a través de viajes por sombras.

En cada uno podía ver mi vida pasar a través de mis ojos.

No morí de milagro. Lamentablemente.

Me enfrenté a Eros. Dejé salir mi más oscuro secreto, el que más me torturó toda mi vida.

Amaba a Percy Jackson.

Creía que eso estaba mal. Y, si bien no estaba mal, era un peso que cargaba. Que no se alivió.

Luego, la guerra contra Gea. Nada más deprimente que una guerra. Bueno, se de algo que sí. Mi vida.

Pero te conocí a ti.

Te preocupaste por mi cuando ya casi era una sombra. Me tendiste una mano amistosa, que yo acepté.

La primera vez que te toqué, sentí lo mismo que sentía cuando veía a Percy: mariposas en mi estómago. Una corriente eléctrica recorriéndome de arriba a abajo.

Me odié por eso.

Tal vez fue obra del destino, tal vez un milagro, quién sabe. Tú también me querías.

Creía que mi vida estaba cambiando, cambiando para mejor. Tenía amigos, tenía un hogar, te tenía a ti. Era todo lo que deseaba.

wonderwall -solangelo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora