— ¿Tienes idea de lo ridículo que suena eso?
La chica de cabello pelirrojo preguntó enarqueando la ceja mientras observaba a su amigo jugar en una montaña de hojas. Era pleno otoño y su padre le había rogado que salga a barrer las hojas del jardín. Para su suerte, a dos minutos de completo aburrimiento llegó su mejor amigo Casper de visita y su madre lo hizo pasar con la promesa de que no la distraiga.
Algo que no funcionó, ya que apenas apareció por la puerta se lanzó en la montaña de hojas que había estado perfectamente apiladas.
—Pero es divertido, vamos Lisa —contestó el chico deshaciéndose de su chaqueta negra, que a esa altura se encontraba repleta de césped, para luego volver a recostarse.
—No puedo creer que tengas cuatro años más que yo —bufó ella recostándose a su lado—, eres tan inmaduro.
—¿Me hablas a mí? —preguntó él fingiendo no entender— Yo no fui quien en Navidad comió tanto dulce que terminó bailando Beyoncé delante de toda su familia.
—No me lo recuerdes —interrumpió ella haciendo una mueca.
Giró el rostro para mirar directo a los ojos azules de Casper, quien estaba reteniendo una sonrisa y ante los recuerdos que comenzaron a aparecerse en su mente, ella estaba en la misma situación. Luego de unos segundos, los dos estallaron en carcajadas que seguramente fueron escuchadas por su madre, pero no fue de suma importancia en esos momentos.
—Basta, debo seguir ordenando —aclaró ella levantándose, sacó algunas hojas pegadas a su falda y camiseta.
Casper puso las manos detrás de su cabeza y se recostó en el suelo con una sonrisa, ella lo observó. Debía admitirlo, él se encontraba radiante esa mañana, su cabello negro estaba desordenado y en consecuencia, su típico flequillo había desaparecido. Aun Lisa no entendía porque Casper seguía teniendo ese, como ella lo llamaba, "peinado emo pasado de moda".
Traía puesto una camiseta negra con el logo de su banda favorita y unos pantalones azules, ella rió al pensar cuantas veces escuchó a Casper decir que no sabía como vestirse. Cuando en realidad, toda su ropa combinaba muy bien. Lisa no podía negar que envidiaba el lacio de su cabello, ella muchas veces se quejaba de lo difícil que era peinar el suyo y de lo que le costaba plancharlo.
—¿No estas emocionada? —preguntó él repentinamente.
—¿Por qué? —repreguntó ella confundida, barriendo unas hojas cerca de las piernas de su amigo.
—Este es tú último año y luego serás libre de esa cárcel llamada escuela —dijo Casper emocionado—. Bueno, yo cuando tenia tu edad lo estaba.
—Lo sé Neandertal, me lo has dicho antes —bromeó ella.
—¡No me llames viejo! —gritó cruzándose de brazos y pateando las hojas que Lisa había ordenado.
—No sé como mis padres permiten que me junte contigo, anciano pervertido —bufó molesta por el desorden que hizo Casper y lo golpeó en la pierna jugando— tendrás veintidós en dos semanas, ¿no estas emocionado? Cada año más cerca de la muerte.
—No contestaré eso, volvamos a mi pregunta —giró los ojos hacia ella.
Casper sabía que la diferencia de edad podría ser una molestia para los padres de Lisa algún día, mucho más cuando dentro de dos semanas pasarían a estar separados por cinco años hasta que Lisa cumpla los dieciocho.
Pero él siempre fue el vecino simpático que toda la familia de Lisa aprendió a querer en pocos meses. En un principio, de pequeños, sólo hablaban pocas veces a través de la cerca cuando estaban aburridos, pero una vez que Lisa cumplió los catorce todo cambió. En el día de su cumpleaños, ella organizó un fiesta en casa con sus amigos; e invitó a Casper apenas cruzaron miradas esa tarde.
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Cómo conquistar a Gabriel
HumorLisa recorre un largo camino para conquistar a Gabriel, pero ninguna de sus técnicas parece dar resultado, mucho menos cuando la chica mala se interpone en su camino con las mismas intenciones. Ninguna de ellas pensó en los sentimientos de Gabriel...