Capitulo Tres: Trote.

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Después de unos días ya era hora de reunirme con Elena donde acordamos, se me hizo difícil salir de casa ya que durante mucho no lo hacia, me había privado yo misma de la luz del sol. Al bajarme del taxi mire el local donde almorzaría hoy junto a una antigua amiga, que irónico elegir este lugar ya tan conocido. - Supongo que todo seguirá igual que hace unos años.- susurre dando pasos hasta entrar al lugar, en la misma mesa de hace unos años se encontraba Elena, al verme su sonrisa ilumino el lugar y alzo la mano, no pude evitar reír ante su reacción dejando atrás algún recuerdo malo.

-¡Camila!- Se levanto a abrazarme. - Dios que delgada estas mujer - arrastro el 'r' para hacer notar que le gustaba, ya saben como un gato. - Gracias, estas guapísima, como siempre. - nos sentamos y pedimos lo que íbamos a comer. - ¿Y? ¿Estas estudiando? ¿Trabajando?.- Su entusiasmo era divertido. -Bueno no y no, la verdad estoy guardando eso para cuando llegue a Australia. -suspire y al ver su cara confundida proseguí a darle una pequeña explicación.- Después de terminar de estudiar junto a ustedes tenia el pase para irme del país. -Si ya lo sabíamos pero no te fuiste por Ga- - La calle levantando la mano, no quería escuchar su nombre ni por accidente ya era suficiente recordarlo a diario. La cara de Elena se sonrojo al notar que había incomodado la situación. - Lo siento Camila, no era mi intención. -susurro tomando mi mano con algo de ternura, por lo cual solo seguí explicando.- Paso el tiempo y ahora ya no tengo ningún impedimento, solo que me gustaría cerrar bien el capitulo entre nosotros. - ahí estaba quebrando me frente a mi amiga. - Te ayudare. - Levante mi mirada algo asombrada, ella sonrió. - Christian y el siguen teniendo contacto, sera más fácil saber donde esta - se encogió de hombros.- Siempre quise ser una detective y aun más si puedo ayudarte. - Mi sonrisa apareció instantáneamente, solté un pequeño chillido y Elena rió. Iba a abrazarla pero el mesero llego con nuestros pedidos y solo reímos cómplices. Ella siempre me había ayudado tanto como yo a ella eramos unas buenas amigas aunque somos completamente diferentes.

Llegue a casa algo más animada de lo normal, bastante animada. Mire el calendario -28 días. - Puse música y me dispuse a ordenar mis cosas, aunque quedaba un mes tenia que saber meter todo esto en las maletas. Empece por ordenar mi ropa, la que ocupo y la que no, lo cual termino por ser un colchón de ropa donde caí dormida a las 00:00 hrs.

Habíamos acordado con Elena seguir los pasos de Gabriel sin que Christian notara lo que hacíamos, si el se entrometiera arruinaría los planes. 

Día 27 (cuenta regresiva)  

Desperté a las 07:00 am. Busque mi mejor ropa deportiva que tenia guardada entre mis cosas olvidadas, Elena me dijo que Gabriel iba a hacer su trote diario en el parque que quedaba a cuadras de su casa, el llegaba a las 8:30 como relojito. ¿Porque me desperté tan antes? Desde mi casa para llegar a ese parque necesito transporte ya que quedaba a media hora de aquí. 

Al llegar note que aquel parque era mucho más grande de lo que podía imaginar. - Maldita sea, ¿Donde estarás Gabriel? - Dije frustrada en voz alta sin importar más. -¿Que? - Escuche a mis espaldas. Me quede casi inmóvil, era una voz masculina, podía jurar que sabia de quien era. Una mano toco mi hombro, y en vez de darme vuelta, hablar o hacer algo comúnmente humano, me puse la capucha y corrí. Con mi suerte, el piso de tierra humero y mi poca coordinación de piernas termine dando unos cuantos pasos y cayendo de cara al charco de lodo. 

-¡Señorita!- de nuevo esa voz- Deje ayudarla, por favor ¿se encuentra bien? -Dijo ayudándome a ponerme de pie otra vez. La vergüenza y el barro en mi cara no me ayudaban para este encuentro que esperaba hace mucho. -¿Esta bien?- volvió a insistir pero no quería hablar, solo podía ver nuestros pies, quería llorar, no podía verlo a la cara. -Por favor, quiero saber si la puedo ayudar en algo ¿Se lastimo?. -Solo negué con la cabeza y me aparte, quizás de manera brusca. -Gracias.- logre susurrar aunque no creo que haya alcanzado a escuchar. -Lo siento por incomodarla. -Lo vi alejarse y con barro en mi cara simplemente me quede ahí. Era un fenómeno. Al notar como el resto de la gente me miraba me digne a levantarme, era el, estaba frente a Gabriel y no pude hacer nada, a lo lejos divise como un señor regaba el pasto, fui hacia allá - Hola..- El al verme se sorprendió, claramente muy pocos se hacían tratamientos faciales con lodo por aquí. - ¿Puedo?- Le dije acercándome al agua que salia de la manguera, el hombre solo puso el agua en mis manos, y pude limpiarme el rostro. - Creo que se lastimo la mejilla joven.- Al escucharlo volví a tocar mi mejilla y claro, alguna piedresilla ha de golpearme allí al caer al piso. - Gracias caballero...- Y me retire, trote un poco, con una pequeña herida en mi mejilla y deseosa de saber donde estaría ahora, ya estaba llegando a las pistas de patinaje y me detuve en seco, ya podía verme como aquella noche intentando mantener el equilibrio en los patines de Elena.


Febrero 2015

-Camila, ten cuidado, te estaré viendo todo el tiempo.- Dijo Gabriel terminando de asegurar los patines a mis pies, el tenia los suyos y Elena me había prestado los de ella. -No pasa nada estaré bien.- Me levante dando mi mejor pose de mujer segura de si misma y empece a deslizarme de un lado a otro, no era difícil, estaba cómoda.. hasta que no note un desnivel en el pavimento. -¡Cosi!- Dijo Gabriel patinando hasta mi lado.- Cosita, que te paso?- Simplemente me gusta estar en el suelo querido, ¿Que mas podría ser?.- El giro los ojos y me ayudo a levantarme. -Chris, ¿Hermano me ayudas a quitarme los patines?- Christian llego y se los saco, Gabriel se puso sus zapatillas y al estar listo me tomo en brazos. -Te vas a cansar... solo bájame. 

-Claramente no puedes mantener el equilibrio en una calle desnivelada, iremos donde esta plano, y te enseñare allí, no dejare que vuelvas a caer.- Dijo eso sin siquiera mirarme, pensé que cerrar mi boca era la mejor opción, frente a nosotros estaba Elena y Chris hablando, coqueteándose, recién estaban empezando su relación y estaba muy feliz por ellos. Me animaban a que alguna vez yo y Gabriel pudiéramos estar así, sin esconder todo.

-

Seguía pensando en aquella noche cuando un grupo de ciclistas me gritan para que saliera del camino, me hice a un lado algo avergonzada, Gabriel ya podía de estar al otro lado del parque y nunca lo iba a poder alcanzar, suspire dándome por vencida y me dispuse a caminar hacia la entrada del parque, pero algo estaba mal en mi, todo empezó a dar vueltas y luego no recordé más.

-¿¡Camila!?- Escuchaba desde lejos, intente abrir mis ojos pero la luz me golpeo fuerte y volví a cerrarlos. -Tranquila, soy yo, Elena, sabia que algo saldría mal y vine al parque.- Gracias...- logre susurrar, Elena y yo nunca fuimos muy cercanas pero debía admitir que ahora era como mi mejor amiga. Elena me ayudo a pararme, me había desmayado, luego me dio algo de beber y un chocolate, al contarle que me había ''saltado'' el desayuno, estallo y comenzó a regañarme, solo me reía, íbamos en el auto que le habían regalado en la graduación hasta mi casa. Hoy había salido humillada, llena de barro, con una herida en la cara y para variar termine desmayandome, pero estaba feliz en el auto con aquella loca camino a casa, porque ella era genial y porque pude escuchar la voz del amor de mi vida otra vez.

Mi necesidad de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora