5. The show must go on

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Mikeila

Siempre me pregunte como se sentiría hacer un home run. Bueno en este momento tenía la respuesta. La cara de Blaine estaba más blanca que nunca, si es que eso era posible.

En todo caso, me gustaría aclarar que, mi estrategia no era esa. Simplemente quería incomodarlo, cosa que logre.

- ¿Sabes siquiera lo que me estas pidiendo?-pregunto indignado.

No, claro que no lo sabía. Las palabras habían salido disparadas de mi boca. Quizá mi subconsciente me estaba jugando una mala pasada ¿Quién sabe?. Él jamás lo sabría.

Yo nunca me retractaba. No era una gallina.

- ¿Quién hizo la propuesta?, es más que obvio que sé de qué se trata.

Si recapitulamos: fui atacada por Blaine, quien obviamente tiene un secretillo que esconder, cuyo precio estoy tentando los límites. Mientras tanto me encamino a una situación de peligro inminente.

¿Dónde quedo mi advertencia de que no era una fanática del peligro?

- ¿Por qué me besaste?- quise saber. Me pareció extraño que despues de chupetear mi cuello como una paleta, me besara.

-Te dije que aliviaría el dolor- enarco su ceja castaña- cosa de la que comienzo a arrepentirme.

Mentía. No sé por qué yo lo sabía, pero él no me producía esa sensación de desconfianza.

Quizá y ya perdí la poca cordura que me quedaba.

- ¿Ibas a matarme?

-Sí.

Mierda, no voy a decir que me retracto de lo que dije pero puedo acomodar mejor mi enunciado: "no desconfiaba tanto de que Blaine me matara".

-¿Por qué no terminaste lo que habías empezado?, ¿Qué te detuvo?.

La mirada que me regalo dejó bien en claro que no estaba dispuesto a hablar de ese tema.

Supongo que no es fácil decirle a tu victima fallida el porqué de no acabar con su patética existencia.

- ¿Qué quieres?-preguntó de nuevo- no dormiré contigo si eso es lo que deseas. Ni tú o alguna otra me interesa de esa manera.

¡Bingo! Allí estaba mi carta maestra. Era una lástima pero tendría que usarla.

- ¡Pero que desperdicio de ejemplar masculino!-dije con dramatismo y apuntando al cielo con el señor bombillo, mi lápiz.

- ¿Qué?

-Tranquilo Blaine, tus secretos están a salvo conmigo. No le diré a nadie que tienes una relación con Seth- dije haciendo una mueca apenada con mi boca- y mucho menos de que te gusta beber sangre de mujer.

Los verdes ojos de Blaine se abrieron con asombro y posteriormente furia.

-No le diré a nadie que la sangre de las féminas te provee poderes sexuales-seguí aguijoneando.

Podría escribir un poema en francés del momento exacto en el que Blaine me levantó de mi pupitre, tomando la tela de mi blazer y apretando con fuerza.

- ¿Qué carajos has dicho?- dijo con la mandíbula apretada con rabia.

Vaya el tenista tenia complejo homofóbico, lástima.

- ¿Te enfurece eso?, ¿deseas morderme?-pregunte.

De a poco caía en mi trampa, si él me atacaba teníamos las grabaciones de las cámaras de seguridad del aula. Solo era cuestión de presionar un poco más, necesitaba que sus ojos cambiaran a ese rojo bordó, y que sus garras crecieran.

Un banquete para BlaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora