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Habían pasado ya dos semanas desde que volvimos de las vacaciones de invierno y eso trajo consigo los exámenes del cual yo tuve que rendir para poder aprobar el segundo trimestre de lo que quedaba del año escolar y gracias a Dios, había logrado pasar.

-Vamos Jungkook~ah- susurró Jimin en mi oído mientras que yo me aferraba aún más a su cuerpo- No puedes escaparte todos los días por la ventana de tu habitación para venir a verme.

-Pero quiero hacerlo, Jiminie - besé su cuello haciéndolo estremecer.

-¿Y si tu padre te descubre? quizás si lo hace va a prohibirte enserío que no nos veamos y no quiero eso Jung - su voz salió áspera - No quiero perderte otra vez.

-No me vas a perder- susurré y levanté mi mirada para encontrarme con sus ojos- ¿Acaso crees que la decisión de mi padre hará que yo me aleje de tí?- reí irónico- Te quiero Jimin, me vale mierda mi papá si es necesario estar a tu lado. - Jimin sonrió haciéndome ver su hilera de dientes blancos la cual me tentó a besarlo, y lo hice. - Te quiero Jiminie.

-Te quiero Jung- y eso fue lo suficiente para repetir ese accionar día tras días y todo era con tal de pasar un tarde junto a Jimin, mirando alguna que otra película como solíamos hacerlo siempre y después terminar rendidos en su cama, donde nos besábamos con pasión y terminábamos abrazados, entrelazando nuestras manos hasta que el pequeño reloj de su mesita de noche marcaban las 22:30 y yo debía irme, salía corriendo de su casa para llegar hasta la mía y entrar rápidamente para echarme llaves en mi habitación hasta que mi padre venía del trabajo a las 23:00.

Nada iba a negarme ver a Jimin, nada.

En la mañana siguiente unos gritos se escucharon en el comedor, suspiré cansado y llevé mi almohada hacia mi rostro, tratando de calmar todo el alboroto que había allí abajo. ¿Es qué cuando iba a ser el día en el  que yo  despierte en paz y armonía? sólo con Jimin podía sentir esa sensación de paz cuando despertaba a su lado,  porque el era mi paz. Y una vez que el conflicto allá abajo había sido dado por finalizado, opté por ponerme de pie y dirigirme al baño para si, darme una cálida ducha.

Abrí el grifo y el agua inundó todo mi cuerpo. Estaba calentita, como a mi solía gustarme. La sonrisa no salía de mi rostro y el corazón no dejaba de latir,  pues en mi mente yacía plasmado el rostro del rubio, quien no se había ido de allí aún y mucho menos quería que se fuese. Sus leves susurros, sus pequeñas manos tocar mi cuerpo, acariciandolo y provocando miles de corrientes eléctricas en este, su risa chocar contra mi oreja y sus besos que me hacía subir al cielo y bajar en un instante, me hacían amarlo cada vez más. Estaba enamorado, me gustaba mucho, me dolía estar enamorado de él y eso era porque este supuesto amor no duraría para siempre, y odiaba tener que afrontar esa idea.  He querido confesarme una vez más, he querido por primera vez proponerle ser mi novio pero el miedo a que siga rechazándome seguía en mi. Seokjin me aconsejó que lo mejor seria esperar un tiempo - el y su novio ya sabían de todo lo que había ocurrido con Jimin- ya que el acababa de aceptar su homosexualidad y según Namjoon, debía ser muy chocante estar alejado de las chicas cuando antes vivía con ellas y que mi reciente declaración tal vez lo había hecho confundir, que por eso el decía esas cosas. Y ellos solamente me daban prevención de no volver a ilusionarme con los actos que Jimin ejercía en mi, pero ya era demaciado tarde. Yo ya había caído a sus pies ¿Por qué entonces no empezábamos algo más? ¿O es que siempre íbamos a estar así, besándonos y tocándonos como los amigos que somos sin ir a ningún lado? No, no podíamos vivir así siempre.

Salí de la ducha, me cambie con el típico uniforme del colegio y me dirigí a la cocina para desayunar. Al bajarme, mis padres ya se habían marchado a trabajar y eso era la razón de que todo el alboroto se había calmado.

Jokes • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora