Evie, La Historia de un Corazón Roto.

Un Año Después

No podía recordar una pelea o discusión fuerte que hubiéramos tenido como pareja, Jack era un chico dulce, con una sonrisa pícara pero sincera, me hacía reír y siempre me sentía bien cuando estaba a su lado.

Lo observe por uno segundos, en sus manos aún tenía la pequeña caja de terciopelo rojo con el anillo real de Appletown dentro.

-¿Aceptas? –pregunto con los ojos lleno de miedo.

En mi cabeza pasaban todas las imágenes de ese año juntos, ya ni recordaba que un día mi corazón se había roto en mil pedazos, ahora estaba sano, completo y sobretodo muy feliz.

-Aceptó –susurre –claro que aceptó. –asentí llena de euforia.

Él sonrió y saco el anillo del estuche para ponerlo en mi dedo anular, sellando así nuestro compromiso.

No era la propuesta que había soñado, no había personas aplaudiendo a sus futuros reyes, no estábamos en Appletown o Auradon. Estamos en La Isla de Los Perdidos, en el castillo del Otro Lado, el lugar que se había convertido en nuestro centro de operaciones, rodeados de nuestros amigos y de los que poco a poco se estaban integrando al grupo. Todo era perfecto.

-Esto da esperanza –hablo Ben luego de habernos felicitado a los dos –y es esperanza lo que más necesitamos en este momento oscuro. –me di cuenta que era cierto lo que el Hada Madrina nos había dicho antes que hubiéramos tenido que huir, un rey era mucho más que una corona y Ben aún seguía siendo el rey.

Sonreí cuando mi novio, perdón, mi prometido me abrazo con fuerza dándome un beso en la mejilla.

Un día Jack me había prometido que nada nos iba a separar, ni su madre, ni nuestro ADN, ni lo que dijera la gente y ahora yo podía sumar que ni siquiera una guerra, como la que estaba a punto de estallar en Auradon, lo haría.