Adam era un joven sueco. Que vivía en suiza, específicamente enRüti, un pequeño pueblo. Él era bombero.
Un día recibió una llamada del cuartel, los estaban reclutando a todos por una emergencia, el rápidamente se colocó su uniforme y fue lo más rápido que pudo al cuartel de bomberos. Allí estaban todos sus compañeros sentados preguntándose porque los habían convocado. Finalmente, el jefe da la orden de silencio y prosigue:
- Muchachos, estamos aquí reunidos porque otra vez desapareció una persona en el bosque Eichholz, esto se está repitiendo todos los días y ya es un caso preocupante. De esto se debería encargar la policía o en todo caso defensa civil. Pero toda la ciudad se ha unido para resolver este caso, incluyéndonos.
Al finalizar el comunicado todos los convocados se dirigieron al respectivo bosque para averiguar que había ocurrido con todas las personas desaparecidas.
- Este lugar es terrorífico. – pensó.
En un momento vio una luz a lo lejos, en lo más oscuro del bosque, decidió separarse de su grupo para ver si no era una persona desaparecida. Cada vez que se acercaba la luz se alejaba y así sucesivamente hasta que se dio cuenta que estaba completamente perdido. Estaba oscureciendo y una densa niebla le impedía ver con claridad. Sin embargo, el no tuvo miedo y decidió caminar por donde él creía que estaba antes. Encontró el camino principal con mucho esfuerzo y retomó el rumbo. Llevaba horas caminando, parecía que estaba dando vueltas en un mismo lugar, no encontraba ni a sus compañeros de trabajo ni su camioneta, estaba empezando a pensar que haberse separado de su grupo fue una pésima idea.
Finalmente, después de dar vueltas el camino se dividió en dos, el extrañado porque nunca había visto esa división decidió tomar el camino de la izquierda, ya que el de la derecha tenía una espesa niebla que transmitía terror.
Al cabo de caminar una hora en la completa oscuridad, sólo él y la luz de la luna encontró una cabaña. Una cabaña construida con madera, con las luces prendidas y un color amarillo chillón que no se olvidaría jamás. Él pensó que quizá alguien viviría ahí, por lo cual decidió tocar la puerta. Cuando se colocó enfrente de esta juntó su puño y levantó la mano para golpearla en la madera. Al instante todas las luces se apagaron, la puerta se abrió lentamente con un chillido muy agudo. Preguntó si había alguien dentro, no tuvo respuesta. Entró lentamente mirando para todos lados, fijándose si algo o alguien lo asechaba, con mucho esfuerzo consiguió encontrar el interruptor y así prender las luces, lo que vio no se lo olvidaría jamás.
Estaban los cuerpos de las personas desaparecidas en el suelo, con la carne expuesta, por lo visto habían sido salvajemente torturados, había una mezcla de cadáveres, gente muerta y algunas personas a punto de morir. Éstas personas casi muertas tenían una expresión de pánico total.
Narra Adam:
Finalmente oí que se abrió la puerta, era un hombre. Con unas ojeras muy pronunciadas y una sonrisa tenebrosa. Rápidamente me incorpore con el resto de cadáveres para parecer uno más del montón. Este señor tomó por el brazo a una de las chicas moribundas con aspecto asiático, la colocó arriba de la mesa y se fue a la cocina por un par de cosas, yo sigilosamente me dirigí hacia la puerta con paso apurado, pero tratando de no hacer ruido, la abrí y salí. Inmediatamente el hombre preguntó quién estaba ahí, corrí detrás de unos arbustos y me quedé en silencio, el hombre echo una mirada y al no ver a nadie se incorporó en la casa.
Luego me acerqué a la ventana, para ver lo que estaba ocurriendo. Le agarró una pierna a la chica, y justo en la coyuntura cortó lentamente con un cuchillo grande, al tocar el hueso dejó el cuchillo a un lado, agarró una sierra y comenzó a cortar, luego de terminar con el hueso agarró otra vez el cuchillo y repitió el paso. Eso hizo prácticamente con todo el cuerpo, envolvió las extremidades y las colocó en un gran freezer, estos pasos los repitió con todos los cuerpos. Luego limpió y ordenó su casa, allí nada había pasado.
Al concluir ese acto tan sangriento Adam corrió lo más rápido que pudo, sin rumbo alguno. Pero sí sabía que no quería ser descubierto. Corrió y corrió hasta dar con su camioneta, estaba más cerca de lo que él creía. Al llegar estaban las puertas abiertas y toda la camioneta revuelta, Adam al instante supo que el caníbal había estado ahí horas antes. Empezó a acomodar todo lo más rápido que pudo para marcharse de ahí cuanto antes. Escuchó unos sonidos detrás suyo, algo le tapó la boca e instantáneamente se desmayó, nunca se supo nada más de él.
7t5X
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Popurrí de historias
De TodoHistorias variadas, cuentos cortos de distintos géneros.